El presidente del Real Valladolid ha enviado una
carta a los abonados blanquivioletas para afrontar la pandemia del covid-19. “El
fútbol me ha enseñado muchas cosas. La mayor fue la superación”, ha recordado el
brasileño sobre la grave lesión de rodilla que le apartó tres años de los terrenos de
juego. “Tengo la certeza de que tú también, cuando mires atrás, recordarás
cuántas veces te levantaste, de todas tus batallas y de cuántas veces lograste
la superación, durante toda tu vida, para hacer posible lo imposible y llegar
hasta donde estás siendo quien eres”.
El presidente del Real Valladolid,
Ronaldo Nazário, ha enviado a los abonados de la entidad blanquivioleta la
siguiente carta, que comenzará a llegar a los respectivos domicilios a partir
de este sábado.
“Querido/a abonado/a.
Hace semanas que estoy dándole vueltas a cómo contactar contigo en estos momentos delicados de confinamiento y malas noticias. Finalmente, he decidido enviarte esta carta, con la que espero puedas sentir el cariño y la consideración con los que la he escrito. Desde mi casa a la tuya. De mi familia para tu familia.
Estamos separados por la distancia física, pero estoy convencido de que nunca estuvimos tan juntos. La empatía es lo que nos une ahora. El espíritu colectivo, la responsabilidad, la humanidad. Estamos dentro de nuestras casas por nosotros mismos, por aquellos a los que amamos, por todos a quienes ni siquiera conocemos y por los que ya no pueden estar con nosotros. Nos ayudamos unos a otros potenciando esta solidaridad de múltiples maneras.
Te escribo para agradecerte que estés ahí, más ahora, transformando tu casa en hogar. Por convertir cada momento en algo memorable para tu familia. Por la paciencia, la cautela y tu optimismo, pese a todas las dificultades, los desafíos y las pérdidas que estamos afrontando en estos tiempos difíciles.
El fútbol me ha enseñado muchas cosas. La mayor fue la superación. Cuando sufrí mi primera y más grave lesión de rodilla, hubo personas que dijeron que jamás volvería a jugar e incluso que ya no podría ni siquiera volver a caminar. Sentí que me estaban arrebatando mi propia vida. Fue en esos momentos cuando se pusieron a prueba mis límites y luché para cambiar esas opiniones y demostrar a todo el mundo que podía volver a hacer lo que más deseaba. Fueron tres años muy duros de rehabilitación, motivado por el deseo de volver a sentir todo aquello que solo podía sentir en el campo, con el balón en los pies. Al final, llegó el momento, tal vez el más emblemático de toda mi carrera: en 2002. Allí estaba, en Japón, jugando una final de la Copa del Mundo con Brasil. Marcando dos goles ante Alemania. Para mi país, el título de pentacampeón; para mí, la consagración de mi regreso.
Tengo la certeza de que tú también, cuando mires atrás, recordarás cuántas veces te levantaste, de todas tus batallas y de cuántas veces lograste la superación, durante toda tu vida, para hacer posible lo imposible y llegar hasta donde estás siendo quien eres.
Si hoy te llega esta carta es porque, entre las elecciones de mi vida, una ha sido el Pucela. Yo también he escogido. Yo también me he apasionado. Como tú, espero ansioso el regreso a nuestra casa. Cierro los ojos y pienso en ese Zorrilla lleno de aficionados. Es la pasión que me mueve. Fuera del campo, sigo motivado para superar todos los desafíos. Y personalmente, que he llegado después de ti a esta familia, te agradezco que estés conmigo.
Sigue con ánimo. Estamos juntos y saldremos más fuertes de todo esto.
¡Hasta pronto!
Un fuerte abrazo”.
Noticia de www.realvalladolid.es
"La empatía es lo que nos une ahora. El espíritu colectivo, la responsabilidad, la humanidad. Nos ayudamos unos a otros potenciando esta solidaridad de múltiples maneras". Foto: www.realvalladolid.es |
“Querido/a abonado/a.
Hace semanas que estoy dándole vueltas a cómo contactar contigo en estos momentos delicados de confinamiento y malas noticias. Finalmente, he decidido enviarte esta carta, con la que espero puedas sentir el cariño y la consideración con los que la he escrito. Desde mi casa a la tuya. De mi familia para tu familia.
Estamos separados por la distancia física, pero estoy convencido de que nunca estuvimos tan juntos. La empatía es lo que nos une ahora. El espíritu colectivo, la responsabilidad, la humanidad. Estamos dentro de nuestras casas por nosotros mismos, por aquellos a los que amamos, por todos a quienes ni siquiera conocemos y por los que ya no pueden estar con nosotros. Nos ayudamos unos a otros potenciando esta solidaridad de múltiples maneras.
Te escribo para agradecerte que estés ahí, más ahora, transformando tu casa en hogar. Por convertir cada momento en algo memorable para tu familia. Por la paciencia, la cautela y tu optimismo, pese a todas las dificultades, los desafíos y las pérdidas que estamos afrontando en estos tiempos difíciles.
El fútbol me ha enseñado muchas cosas. La mayor fue la superación. Cuando sufrí mi primera y más grave lesión de rodilla, hubo personas que dijeron que jamás volvería a jugar e incluso que ya no podría ni siquiera volver a caminar. Sentí que me estaban arrebatando mi propia vida. Fue en esos momentos cuando se pusieron a prueba mis límites y luché para cambiar esas opiniones y demostrar a todo el mundo que podía volver a hacer lo que más deseaba. Fueron tres años muy duros de rehabilitación, motivado por el deseo de volver a sentir todo aquello que solo podía sentir en el campo, con el balón en los pies. Al final, llegó el momento, tal vez el más emblemático de toda mi carrera: en 2002. Allí estaba, en Japón, jugando una final de la Copa del Mundo con Brasil. Marcando dos goles ante Alemania. Para mi país, el título de pentacampeón; para mí, la consagración de mi regreso.
Tengo la certeza de que tú también, cuando mires atrás, recordarás cuántas veces te levantaste, de todas tus batallas y de cuántas veces lograste la superación, durante toda tu vida, para hacer posible lo imposible y llegar hasta donde estás siendo quien eres.
Si hoy te llega esta carta es porque, entre las elecciones de mi vida, una ha sido el Pucela. Yo también he escogido. Yo también me he apasionado. Como tú, espero ansioso el regreso a nuestra casa. Cierro los ojos y pienso en ese Zorrilla lleno de aficionados. Es la pasión que me mueve. Fuera del campo, sigo motivado para superar todos los desafíos. Y personalmente, que he llegado después de ti a esta familia, te agradezco que estés conmigo.
Sigue con ánimo. Estamos juntos y saldremos más fuertes de todo esto.
¡Hasta pronto!
Un fuerte abrazo”.
Noticia de www.realvalladolid.es