viernes, 14 de junio de 2019

Zorrilla ganará 1.594 butacas con la eliminación del foso

“Este estadio necesita una puesta al día importante porque el fútbol ha cambiado mucho desde 1982. Los fosos fueron un instrumento de seguridad en los años ochenta y el de Valladolid es el único que queda, lo que supone dificultades de gestión y para el público”, ha explicado el arquitecto del proyecto, Javier Iribarren, cuyas obras ya han comenzado con un coste de dos millones de euros. El club, además, integrará los banquillos en el graderío, con varias decenas de localidades vip en sus inmediaciones, e implementará en el verde “nuevas tecnologías, sistemas de recuperación de agua, sistemas de drenaje..., un césped de primera calidad mundial”.

Las obras concluirán a tiempo para el inicio de la próxima temporada.
Fotos: www.realvalladolid.es
Zorrilla vive su transformación más importante desde su inauguración en el ya muy lejano 20 de febrero de 1982.


Las obras que han comenzado en el estadio pretenden modernizar el templo blanquivioleta, deprimir ochenta centímetros el terreno de juego y suprimir el foso, lo que supondrá una imagen renovada y ventajas para que los aficionados vivan una experiencia mucho más cercana.

David Espinar, director de Gabinete de Presidencia del Real Valladolid, y Javier Iribarren, arquitecto responsable del proyecto, han explicado este viernes en rueda de prensa los detalles sobre las obras, que han comenzado en este mes de junio y cuya finalización se prevé para el inicio liguero.

“Este estadio necesita una puesta al día importante porque el fútbol ha cambiado mucho desde 1982. Los fosos fueron un instrumento de seguridad en los años ochenta y el de Valladolid es el único que queda, lo que supone dificultades de gestión y para el público”, ha desarrollado Iribarren, quien ha indicado que “es un gran reto porque son obras importantes, no de gran complejidad técnica pero con muchas cosas por hacer en poco tiempo”.

El proyecto implica una bajada del nivel del campo en ochenta centímetros respecto a la situación actual y eliminar el actual foso. A consecuencia de ello se implementarán tres nuevas filas de butacas, un total de 1.594 nuevas localidades que contarán con una posición ideal casi a pie de césped: “Van a sentir que están en el campo”.

Con eso se logrará, además, “mantener la presión del público sobre el campo, que los jugadores sientan su cercanía”, y también mejorar la visiblidad de la U televisiva.

En el proyecto también se incluye “generar una banda de rodadura que permitirá el mantenimiento del césped al evitar que las máquinas de mantenimiento lo pisen”. Precisamente sobre el verde, “se van a implementar nuevas tecnologías, sistemas de recuperación de agua, sistemas de drenaje..., un césped de primera calidad mundial”.




Zorrilla, tras casi cuatro décadas de vida, arranca su transformación.
Otra novedad importante será la nueva ubicación de los banquillos, que quedarán integrados dentro del graderío. Por encima de ellos, habrá varias decenas de butacas vip, “con un servicio de atención especial, de mayor calidad”.

Los trabajos se centran, por el momento, en esta obra, pero no serán los últimos que se ejecutarán en Zorrilla, sino los primeros. “Esta es la fase más inminente por límites de tiempo, pero la idea es trabajar durante todo el año”, ha concretado David Espinar. Así, ha apuntado varias ideas que están sobre la mesa, como el cambio de la iluminación y los baños. “Faltan muchas reformas ahí, queremos un estadio que crezca con sus abonados”, ha resumido.

Sobre los tiempos que se manejan, en relación con la obra del foso (con un coste de dos millones de euros que asumirá el club), Iribarren ha precisado que “todo está preparado para que estén finalizadas para el principio de LaLiga”, pero, no obstante, ha adelantado que existe “mucho plan B por si hay imponderables”, con el objetivo de que el balón pueda rodar en el comienzo de la temporada 2019/20.