Homenaje
de Zorrilla al centrocampista riojano, blanquivioleta durante una década.
Carlos Suárez le entregó la insignia de oro del club y Alberto Marcos un
brazalete de honor. En el acto también participaron el alcalde, Óscar Puente, y
el presidente de la Federación de Peñas, José Antonio Pérez.
Álvaro Rubio, junto con sus dos hijos: Martina y Hugo. Foto: Ángel Becerra (www.realvalladolid.es) |
Antes de comenzar
el partido Real Valladolid-Rayo Vallecano, Álvaro Rubio, jugador blanquivioleta
durante diez años y 311 partidos oficiales, recibió un cariñoso homenaje por
parte de la afición de Zorrilla en un acto sencillo que tuvo como colofón la
imposición de la insignia de oro de la entidad por parte del presidente Carlos
Suárez.
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Acompañado de sus hijos, Hugo y Martina, Álvaro Rubio saltó al terreno de juego entre el pasillo formado por los jugadores de ambos equipos y fue recibido con una calurosa ovación que caldeó la fría tarde vallisoletana. En la banda, emocionada, observaba Mónica, su esposa.
Acompañado de sus hijos, Hugo y Martina, Álvaro Rubio saltó al terreno de juego entre el pasillo formado por los jugadores de ambos equipos y fue recibido con una calurosa ovación que caldeó la fría tarde vallisoletana. En la banda, emocionada, observaba Mónica, su esposa.
Álvaro Rubio
recogió primero, de su amigo y excompañero Alberto Marcos, el jugador que más
veces ha vestido la camiseta blanquivioleta, un brazalete de honor como el gran
capitán del Real Valladolid que ha sido. Por aquellas casualidades de la vida,
en Zorrilla también estuvo este sábado el futbolista del que Álvaro Rubio recibió
el brazalete: Javier Baraja, segundo entrenador del Rayo Vallecano.
Después, el presidente
de la Federación de Peñas, José Antonio Pérez, le entregó una placa “por su
juego y su entrega” como jugador del Real Valladolid y en nombre de todos los
aficionados que durante su etapa como futbolista le tributaron ovaciones para
el recuerdo.
A continuación, el
alcalde de Valladolid, Óscar Puente, como el primero de los vallisoletanos,
regaló a Álvaro Rubio una réplica de la casa consistorial, que simboliza el
reconocimiento de toda una ciudad a la intachable trayectoria profesional de un
deportista que ya es un vecino más de Valladolid.
Finalmente, Carlos
Suárez, presidente del Real Valladolid, le impuso la insignia de oro de la
entidad, sellando el homenaje con el abrazo que todos y cada uno de los
abonados blanquivioletas desearían haberle dado esta tarde a Álvaro Rubio que,
emocionado, agradeció al público todo su cariño en una tarde muy especial,
primero desde el centro del campo y después frente al fondo norte, donde la
grada de animación también le rindió su particular reconocimiento con un
mosaico.
De camino hacia el
vestuario, a la altura del banquillo visitante, Álvaro Rubio se fundió en un
sentido abrazo con Javi Guerra, uno de esos compañeros que ha disfrutado al
lado del centrocampista riojano en cada entrenamiento, donde siempre fue un
ejemplo de amor al trabajo y al fútbol.
Noticia de www.realvalladolid.es