martes, 10 de junio de 2014

Messi y Cristiano y el salto definitivo a la historia

El argentino y el portugués sueñan con sellar en Brasil sus carreras con mucho fútbol aún por jugar. Neymar se mira en el espejo de Pelé. Casillas agarra la copa del mundo. Van Persie, Vidal, Luis Suárez, Rooney, Pirlo, Benzema, Özil, Eto’o, Drogba, Modric y Hazard completan el capítulo de grandes estrellas.


Leo Messi no pasó de los cuartos en los mundiales de Alemania y Sudáfrica.
Leo Messi (26 años) y Cristiano Ronaldo (28) protagonizarán en el Mundial de Brasil un capítulo más de la rivalidad futbolística más apasionante de la historia. Ambos han ganado ligas, seis el argentino y cinco el portugués, copas nacionales e internacionales. Messi ha conquistado tres Ligas de Campeones con el Barça. Cristiano, dos, una con el Manchester y otra con el Real Madrid. Son los cracks del momento. Se reparten los premios. Messi ha sido cuádruple mejor jugador del año (2009-2012) y Cristiano, doble vencedor (2008 y 2013).

Han entrado en la historia, pero les falta un último reto: el Mundial. Messi se quedó en cuartos de final en Alemania 2006 (debutó con 17 años) y Sudáfrica 2010. El argentino tiene una deuda pendiente con su selección y su país. Aún escuece el fracaso de la Copa América 2011, que se disputó en casa. Argentina tampoco pasó de cuartos. Messi, que ha completado una floja temporada con muchos problemas físicos, nunca ha sido Messi con la camiseta albiceleste.

Cristiano Ronaldo tampoco ha saboreado las mieles del triunfo con su selección, aunque ha estado más cerca que el argentino. En su debut en una gran competición, la Eurocopa 2004, fue finalista. Se llevó, ya como titular, su primera decepción ante Grecia. Zidane amargó a Cristiano en las semifinales del Mundial 2006. Alemania paró al luso en los cuartos de final de la Eurocopa 2008. España fue su doble verdugo en los octavos del Mundial 2010 y las semifinales de la Eurocopa 2012.

Messi aún no ha repetido los éxitos de Maradona con Argentina.
Messi y Cristiano no han conseguido ser tan grandes en su selección como en sus clubes. Una asignatura pendiente. Salvo Di Stéfano, el resto de grandes leyendas del fútbol sí han triunfado con su camiseta nacional. Los tres mundiales de Pelé son inalcanzables, pero el argentino y el portugués sí aspiran a liderar a sus equipos al título como hicieron Maradona en México’86, Zidane en Francia’98 y Ronaldo en Corea-Japón’02. Los tres, además, perdieron otra final. Cruyff fue finalista en Alemania’74, donde cayó ante otra grande: Beckenbauer.

El Mundial, de momento, es un sueño colectivo. Messi ha tirado de patriotismo para ganarse a la afición con la que mantiene una relación tensa. El rosarino se marchó muy pronto a Barcelona. Argentina no le vio crecer en sus estadios. “Quiero ser campeón del mundo, pero no para que cambie la manera en la que me ven o para ser, como dicen, un grande, sino solo para lograr el objetivo con la selección y sumar una Copa del Mundo a mi historial de títulos”, ha subrayado en una entrevista a ESPN.

Maradona, con el Mundial de México’86 y el subcampeonato de Italia’90, sigue por delante en el corazón de los argentinos. Messi no se rinde: “Tengo siempre ganas de superarme, de querer siempre más, de ser el crítico número uno conmigo mismo, saber cuándo las cosas van bien o mal en el trabajo. Lo único que me importa es jugar al fútbol, lo hago desde pequeñito y lo sigo haciendo cuando salgo a la cancha. Siempre dije que, cuando me canse de disfrutarlo, no seguiré. Lo hago porque me gusta”.

Cristiano quiere mandar también en todo el mundo con su selección.
Cristiano es pura ambición. Cinco años después arrebató a Messi el Balón de Oro. Ha sido el máximo goleador de la Liga, aunque le ha faltado el título, y de la Liga de Campeones, con copa incluida. Solo su ambición explica su final de campeonato. El portugués no ha parado y llega al Mundial con una tendinitis rotuliana en la pierna izquierda que arrastra desde hace dos meses. Un obstáculo que a la mayoría les dejaría fuera de combate. Al portugués, no. Y menos con un Mundial por delante.

“No somos favoritos pero intentaremos hacerlo lo mejor posible. Somos ambiciosos, pero conscientes de que tenemos que establecer algunas metas e ir paso a paso, partido a partido”. Cristiano tampoco se esconderá esta vez. La primera fase es muy exigente, con Alemania, Estados Unidos y Ghana como rivales. El Mundial, pese a todo, sigue siendo el sueño. Y la exigencia. El precio de ser una estrella mundial dispuesta siempre a dar un paso más.

El fuerte impacto mediático de Messi y Cristiano Ronaldo deja al resto de figuras en un segundo nivel, incluso a Neymar, el protegido de Pelé. El brasileño ha decepcionado en su primera temporada en Barcelona, donde sí triunfaron en su debut otros cracks cariocas como Romario, Ronaldo, Rivaldo y Ronaldinho. Neymar es la referencia de la canarinha, la imagen de la ilusión de la torcida, el ejecutor de la venganza del Maracanazo.

La Copa, sin embargo, tiene dueño, alguien muy acostumbrado a levantar títulos con su equipo y su selección: Iker Casillas. A su lado, el mejor bloque del mundo: Xavi, Iniesta, Sergio Ramos, Xabi Alonso, Piqué, Cesc… y Diego Costa como refuerzo de lujo. De todos los cracks del Mundial, Casillas es el mejor acompañado. Tiene el aval del título en Sudáfrica y el buen juego en el césped. España es el equipo contra el que nadie quiere enfrentarse.

Arturo Vidal busca confirmarse en la élite mundial.
La nobleza del Mundial cuenta con más nombres ilustres. Van Persie, junto con Robben, buscará desterrar el fatalismo holandés con tres subcampeonatos. Rooney intentará romper casi medio siglo de sequía de Inglaterra. Pirlo es el jefe de una Italia, actual subcampeona europea, que ganó el Mundial hace apenas ocho años. Özil es el líder de la Alemania más virtuosa de la historia. Benzema ha heredado la corona del lesionado Ribéry. Hazard y Bélgica parten como las probables revelaciones del torneo. El chileno Vidal, el croata Modric y el uruguayo Luis Suárez afrontan el Mundial de su consagración. El camerunés Eto'o y el marfileño Drogba, un cierre de altura a sus excelentes carreras.

Ninguno regalará el título a Messi y Cristiano. El único título que les falta a los dos reyes del fútbol mundial para convertirse ya en activo en leyendas.