Los dos primeros han sido decisivos en los últimos títulos azulones, mientras que los dos últimos reforzaron la delantera, golpeada por las lesiones, en la recta final del último curso para revalidar el campeonato de la División de Honor.
Tani Bay llegó al VRAC en el verano de
2019 y se marcha dos años después como campeón en dos ocasiones de la División
de Honor y de la Copa Ibérica, además de lograr una Supercopa. El explosivo
medio de melé ha dejado grandes jugadas en sus dos años en Valladolid, siempre
con su peculiar ritmo.
Tomás Carrió, por su parte, cierra su segunda
etapa como quesero tras su primera aventura en la campaña 2017/18. Las lesiones
le han frenado parcialmente durante todo el año, en el que ha actuado más de
zaguero que de apertura, pero su aportación ha sido también importante,
firmando una gran actuación en la exitosa final de Las Terrazas.
Los casos de Mariano Viano y Federico
Ezequiel Fontana son diferentes, pero no merecen menor agradecimiento. Ambos
llegaron para reforzar una delantera muy mermada por las lesiones durante toda
la última temporada. Viano aterrizó en febrero y Fontana en el último mes de
competición. Cumplieron con el objetivo de aportar minutos de rotación en
puestos clave para el equipo.
El VRAC ha deseado a los cuatro “mucha suerte en sus retos deportivos, profesionales y personales”.