Descenso consumado. No hubo milagro. Cuatro Rayas cumplió ante
Guadalajara. Villa de Aranda se dejó ir en Sagunto. Huerta del Rey asistió al
ocaso de un club histórico. La liquidación está a un paso aunque Óscar Simón no
arroja la toalla.
Duelo en Valladolid. Duelo deportivo. El balonmano completó una
desastrosa temporada de los equipos de élite de la ciudad. Como el fútbol y el
baloncesto perdió la categoría. Y algo más. El descenso supondría, si nada
cambia en las próximas fechas, la liquidación de un club histórico (36 años consecutivos
en la élite española, único club junto con Barça y Granollers en toda la
trayectoria de la Asobal).
La permanencia era la única tabla de salvación. Con una deuda de 1.6
millones de euros y en pleno proceso de concurso de acreedores, la viabilidad
del Balonmano Valladolid pasaba imperiosamente por la continuidad en la Liga
Asobal. El club ni siquiera tiene 49.916 euros para cerrar la temporada. Si el
presente es dudo, el futuro se presenta demoledor. La desaparición es la salida
más factible.
Villa de Aranda no echó una mano. Los burgaleses se han convertido en los
verdugos indirectos del Cuatro Rayas. Primero con una dolorosa victoria en
Huerta del Rey. Después bajando los brazos ante Gijón y Sagunto. Cuatro Rayas
necesitaba que Aranda compitiera. No lo hizo. Sagunto pasó por encima (40-26).
De nada servía la amarga victoria (22-19) ante Guadalajara. El triple empate en
la clasificación con Aranda y Sagunto condenaba al Cuatro Rayas.
No hubo ilusión. Ni un rayo de esperanza. Aranda aguantó los primeros
veinte minutos (11-11). Entonces, Cuatro Rayas, atenazado por los nervios,
perdía (8-10) con un relajado Guadalajara. Sagunto se desató antes del descanso
y se escapó (21-12). Victoria resuelta con medio partido por delante. Victoria,
y permanencia. Ya daba igual lo que pasara en Huerta del Rey.
Cuatro Rayas, al menos, tuvo la raza de sacar adelante el encuentro y
regalar una última victoria a la afición. El final de una era. El balonmano
llora en Valladolid. Óscar Simón, el presidente del club, era el único que no
bajaba los brazos: “Vamos a seguir luchando. Lo tenemos más difícil que antes,
pero vamos a agotar todas las vías. No estamos enterrados. Veremos a ver lo que
pasa en los próximos días”.
“Este club es de Asobal, veremos lo que depara el futuro a corto plazo.
Este equipo es de Asobal. No estamos enterrados ni deportiva ni económicamente”.
El descenso y la elevada deuda indican lo contrario.
Ficha técnica:
Cuatro Rayas Valladolid 22 (10+12): Lamariaño, Peciña (-), Lacasa (5),
Paco López (1), Corzo (-), Megías (2) y Ávila (-) –siete inicial– César Pérez
(-), Porras (2), David Fernández (-), Fernando Hernández (6), Cacheda (4),
Roberto Pérez (2) y Bozovic (-).
Balonmano Guadalajara 19 (10+9): Almeida, Reig (2), Pozzer (4), Coke (1),
Vigo (3, 1p.), Muiña (-) y Valadao (1) –siete inicial– Parra (1p.), Plaza (5), Silva
(2) y Bozalongo (-).
Parciales cada cinco minutos: 1-0, 3-3, 3-6, 6-8, 8-10, 10-10 (descanso),
15-12, 18-14, 19-15, 20-16, 21-17 y 22-19 (final).
Árbitros: García Serradilla y Marín Llorente (federación catalana).
Excluyeron a Peciña (9’) y Porras (59’), por Cuatro Rayas Valladolid, y a Bozalongo
(12’), Silva (24’) y Pozzer (53’), por Guadalajara.
Incidencias: Última jornada de la Liga Asobal. Huerta del Rey. 3000
espectadores.