El ya exdirectivo blanquivioleta sale por la puerta grande del club, que
le otorga su insignia de oro y brillantes. Jugador durante diez años,
vicepresidente, portavoz, consejero, entrenador, segundo entrenador, técnico del
filial, coordinador de las categorías inferiores, director
deportivo… Una institución en Zorrilla.
Antonio Santos deja el club de su vida. Foto: www.realvalladolid.es |
Antonio Santos (Zamora, 29-08-1953) es desde hoy historia viva del Real
Valladolid. De sus 60 años de vida, 40 los ha entregado al Real Valladolid en
cuerpo y alma. Y aunque Antonio todavía está
hecho un chaval, sufrir con, para y por el Pucela pasa factura. Por eso, a
Santos –como le conocerán siempre los aficionados que le vieron jugar-, le llegó la hora de dar un paso al costado
para dejar que otros tomen su relevo, aunque él siempre estará detrás
porque el Real Valladolid no se puede permitir el lujo de perder tesoros tan
preciados como su conocimiento, dilatada experiencia y sentido común.
En este momento de salir de la nómina de trabajadores del Real
Valladolid, el Consejo de Administración ha decidido otorgar a Antonio Santos
la insignia de oro y brillantes, máxima distinción
para premiar los servicios prestados a la entidad blanquivioleta y que le será
impuesta por el presidente Carlos Suárez antes del próximo partido ante el Real
Madrid.
Antonio Santos llegó
a Valladolid en 1974 procedente de su Zamora natal, donde despuntó como centrocampista
de corte defensivo. Como defensa central, destacó por su regularidad durante
diez temporadas y junto a su gran amigo Pepe Moré y a Manolo Llacer lideró
desde la zaga al equipo en el campo y también en la caseta. Con Antonio Santos,
el Pucela subió a Primera después de dieciséis años en Segunda (y un año en
Tercera) y ganó el único título que atesora la entidad de Zorrilla: la Copa de
la Liga de 1984.
Tras diez temporadas
como futbolista, Santos colgó las botas y pasó al banquillo del Promesas, al
que dirigió durante cuatro temporadas. En 1988, Santos cambió el campo por los
despachos y comenzó a realizar labores de todo tipo en el club. Como su
maestro, José Luis Saso, se convirtió en el “hombre para todo” del Real
Valladolid. Y como Saso, Antonio Santos siempre seguirá echando una mano al
Real Valladolid en todo aquello que pueda ser útil, que es en casi todo…
En el currículum de
Santos en el fútbol solo falta un cargo: el de presidente. Fue vicepresidente
con la familia Fernández Fermoselle, pero nunca ostentó el máximo cargo de la
entidad. Sí ejerció como coordinador de las categorías inferiores, director
deportivo, entrenador cuando el banquillo quemaba (hasta en cuatro temporadas
diferentes), consejero y portavoz del club, segundo entrenador con Pepe Moré (2000/03)
y Fernando Vázquez (2003/04) y en los últimos tiempos responsable de diferentes
asuntos relacionados con la administración deportiva.
Ahora, Santos ya no
estará pendiente de una circular, una ficha, una resolución, un contrato, un
recurso, un CTI o el TMS; ahora, Antonio solo estará pendiente de lo único
importante: de que gane el Pucela.
Gracias por todo y gracias por tanto, Antonio.
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