martes, 1 de abril de 2014

Antonio Santos cierra un ciclo de cuarenta años en el Real Valladolid

El ya exdirectivo blanquivioleta sale por la puerta grande del club, que le otorga su insignia de oro y brillantes. Jugador durante diez años, vicepresidente, portavoz, consejero, entrenador, segundo entrenador, técnico del filial, coordinador de las categorías inferiores, director deportivo… Una institución en Zorrilla.

Antonio Santos deja el club de su vida. Foto: www.realvalladolid.es
Antonio Santos (Zamora, 29-08-1953) es desde hoy historia viva del Real Valladolid. De sus 60 años de vida, 40 los ha entregado al Real Valladolid en cuerpo y alma. Y aunque Antonio todavía está hecho un chaval, sufrir con, para y por el Pucela pasa factura. Por eso, a Santos –como le conocerán siempre los aficionados que le vieron jugar-, le llegó la hora de dar un paso al costado para dejar que otros tomen su relevo, aunque él siempre estará detrás porque el Real Valladolid no se puede permitir el lujo de perder tesoros tan preciados como su conocimiento, dilatada experiencia y sentido común.


En este momento de salir de la nómina de trabajadores del Real Valladolid, el Consejo de Administración ha decidido otorgar a Antonio Santos la insignia de oro y brillantes, máxima distinción para premiar los servicios prestados a la entidad blanquivioleta y que le será impuesta por el presidente Carlos Suárez antes del próximo partido ante el Real Madrid.

Antonio Santos llegó a Valladolid en 1974 procedente de su Zamora natal, donde despuntó como centrocampista de corte defensivo. Como defensa central, destacó por su regularidad durante diez temporadas y junto a su gran amigo Pepe Moré y a Manolo Llacer lideró desde la zaga al equipo en el campo y también en la caseta. Con Antonio Santos, el Pucela subió a Primera después de dieciséis años en Segunda (y un año en Tercera) y ganó el único título que atesora la entidad de Zorrilla: la Copa de la Liga de 1984.

Tras diez temporadas como futbolista, Santos colgó las botas y pasó al banquillo del Promesas, al que dirigió durante cuatro temporadas. En 1988, Santos cambió el campo por los despachos y comenzó a realizar labores de todo tipo en el club. Como su maestro, José Luis Saso, se convirtió en el “hombre para todo” del Real Valladolid. Y como Saso, Antonio Santos siempre seguirá echando una mano al Real Valladolid en todo aquello que pueda ser útil, que es en casi todo…

En el currículum de Santos en el fútbol solo falta un cargo: el de presidente. Fue vicepresidente con la familia Fernández Fermoselle, pero nunca ostentó el máximo cargo de la entidad. Sí ejerció como coordinador de las categorías inferiores, director deportivo, entrenador cuando el banquillo quemaba (hasta en cuatro temporadas diferentes), consejero y portavoz del club, segundo entrenador con Pepe Moré (2000/03) y Fernando Vázquez (2003/04) y en los últimos tiempos responsable de diferentes asuntos relacionados con la administración deportiva.

Ahora, Santos ya no estará pendiente de una circular, una ficha, una resolución, un contrato, un recurso, un CTI o el TMS; ahora, Antonio solo estará pendiente de lo único importante: de que gane el Pucela.

Gracias por todo y gracias por tanto, Antonio.