Las directivas
blanquivioleta y blanca han mantenido en su historia unas fluidas relaciones
que han favorecido el intercambio de futbolistas. Desde Valladolid llegaron a
Madrid futuras estrellas como Fernando Hierro, Manolo Sanchís (padre) o Rafael
Lesmes. Mientras, el vestuario del Real Valladolid ha saboreado con el juego de
exmadridistas como Caminero, Víctor Fernández, García Calvo, Marcos, Torres
Gómez, García Navajas o, actualmente, Alberto Bueno.
Pucela confía en su Real Valladolid
Djukic: “Tenemos mucho que ganar y muy poco que perder”
Los Galácticos, la Quinta del Buitre y el Madrid de las cinco Copas de Europa cayeron en Valladolid
Zorrilla nunca ha sido un paseo para el Real Madrid
Pucela confía en su Real Valladolid
Djukic: “Tenemos mucho que ganar y muy poco que perder”
Los Galácticos, la Quinta del Buitre y el Madrid de las cinco Copas de Europa cayeron en Valladolid
Zorrilla nunca ha sido un paseo para el Real Madrid
Fernando Hierro, en su etapa en el Real Valladolid. |
Real Valladolid y Real
Madrid han mantenido históricamente unas buenas relaciones en los despachos que
han permitido una cuarentena de fichajes o cesiones entre ambos clubes. Un movimiento
intenso, en especial, en la década de los noventa, pero que siempre ha estado
activo. El ceutí Rafael Lesmes es el ejemplo más claro. Conocido en el mundo
del fútbol como Lesmes II, para diferenciarse de su hermano Francisco, que
desarrolló toda su carrera en Valladolid, jugó durante ocho temporadas en el
Real Madrid. Lesmes II se formó en el antiguo Zorrilla durante tres años en
Primera. Junto con su hermano, formó una admirada pareja defensiva conocida
como la ‘zaga mora’ por su ciudad de nacimiento.
Lesmes II compartió
vestuario con Di Stéfano, Puskas, Gento, Kopa, Rial o Didí, entre otros. Ganó
cinco Copas de Europa, jugando en tres de esas finales. Lateral izquierdo de
largo recorrido, un innovador en esos tiempos, siempre estuvo muy
ligado a Valladolid, ciudad en la que se quedó a vivir una vez retirado del
mundo del fútbol. Incluso tras su paso por Madrid, concluyó su carrera como futbolista
en Zorrilla, al lado de su hermano Francisco. Rafael Lesmes falleció a los 85
años el pasado 8 de octubre. Este sábado, los dos equipos de sus amores jugarán
por primera vez entre sí sin su presencia.
El Real Valladolid ha
nutrido, principalmente, al Real Madrid de excelentes y clásicos defensas.
Además de Lesmes II, existen otros dos casos muy conocidos: Manolo Sanchís
(padre) y Fernando Hierro. Sanchís, valenciano de nacimiento, debutó en Primera
con 24 años en el cuadro pucelano. En Valladolid, estuvo dos temporadas, hasta
el verano de 1964. Con el descenso del equipo a Segunda, se incorporó a la
disciplina blanca durante siete campañas. Sanchís debutó en la selección
española siendo jugador blanquivioleta, algo que también había sucedido con
Lesmes II y que se repitió en el tercer gran defensa que salió de Zorrilla
rumbó al Santiago Bernabéu: Hierro.
La historia del malagueño guarda ciertas similitudes con la de Rafael Lesmes. Como el ceutí, Hierro aterrizó en 1987 en Valladolid acompañado de su hermano, Manolo. Pronto despuntó y en apenas dos temporadas se marchó al Real Madrid donde se convirtió en un símbolo madridista. Permaneció catorce años en la plantilla blanca. Conquistó tres copas de Europa, siendo capitán en la última de ellas, cinco ligas, una copa del Rey y dos intercontinentales, entre otros títulos. En Madrid, pasó a la historia como uno de los mejores defensas en la historia del fútbol español. Pero sus primeros pasos en la élite los dio en Pucela. En Zorrilla, nadie lo ha olvidado.
No obstante, no todos los
defensas exblanquivioletas han triunfado en el club madrileño. Son los casos,
por ejemplo, del brasileño Julio César o el argentino Gaby Heinze. Algo más
afortunado fue el guipuzcoano Iván Campo que, aunque nunca se consolidó en la
defensa blanca, puede presumir de ser campeón de Europa siendo titular en la
octava Champions League merengue, en el año 2000. Repitió, a medias, suerte el
portero extremeño César Sánchez, todo un clásico en Zorrilla. Formado en la
cantera castellana, saltó al Real Madrid tras nueve años en Pucela. César no
pudo con el fenómeno Iker Casillas. Ni siquiera logró disfrutar cuando Vicente
del Bosque le eligió en el once titular en la final de la Liga de Campeones del
año 2002 contra el Bayer Leverkusen. El portero tuvo que retirarse lesionado y
Casillas se convirtió en el héroe del encuentro, junto con Zidane, tras salvar
al Madrid con milagrosas intervenciones en los últimos minutos.
Más satisfactoria fue la experiencia de José Emilio Amavisca. El cántabro se formó en las categorías inferiores del Real Valladolid, club en el que estuvo durante cuatro años. Traspasado al Real Madrid, protagonizó todo un cuento de hadas. Defenestrado, en un principio, por Jorge Valdano, que pidió su salida, Amavisca se ganó la confianza del técnico y con diez goles fue pieza clave, junto con Zamorano, en la Liga conquistada por el entrenador argentino en 1995. Eso sí, su protagonismo en el club madrileño se fue apagando poco a poco. En sus otros cuatro años en el Bernabéu, ni se acercó a los números de su estreno en la plantilla.
Dos jugadores blanquivioletas más acabaron en el Real Madrid: Emilio Morollón y Pedro León. Lo hicieron en épocas muy diferentes, pero, en ambos casos, con escasísimo éxito. Morollón, que había marcado 41 goles en cuatro años en Valladolid, se incorporó al Real Madrid en la temporada 1964/1965. Sin embargo, solo jugó un partido. Por su parte, Pedro León, tras un paso intermedio en su actual club, el Getafe, cambió Zorrilla por el Bernabéu con más pena que gloria: 137 minutos distribuidos en seis partidos. El extremo derecho murciano ocupó más espacios en la prensa por ser un motivo de enfrentamiento entre Mourinho y Valdano que por su juego.
Rafa Lesmes, conocido como Lesmes II. |
La historia del malagueño guarda ciertas similitudes con la de Rafael Lesmes. Como el ceutí, Hierro aterrizó en 1987 en Valladolid acompañado de su hermano, Manolo. Pronto despuntó y en apenas dos temporadas se marchó al Real Madrid donde se convirtió en un símbolo madridista. Permaneció catorce años en la plantilla blanca. Conquistó tres copas de Europa, siendo capitán en la última de ellas, cinco ligas, una copa del Rey y dos intercontinentales, entre otros títulos. En Madrid, pasó a la historia como uno de los mejores defensas en la historia del fútbol español. Pero sus primeros pasos en la élite los dio en Pucela. En Zorrilla, nadie lo ha olvidado.
Heinze, en su gris paso por el Real Madrid. |
Más satisfactoria fue la experiencia de José Emilio Amavisca. El cántabro se formó en las categorías inferiores del Real Valladolid, club en el que estuvo durante cuatro años. Traspasado al Real Madrid, protagonizó todo un cuento de hadas. Defenestrado, en un principio, por Jorge Valdano, que pidió su salida, Amavisca se ganó la confianza del técnico y con diez goles fue pieza clave, junto con Zamorano, en la Liga conquistada por el entrenador argentino en 1995. Eso sí, su protagonismo en el club madrileño se fue apagando poco a poco. En sus otros cuatro años en el Bernabéu, ni se acercó a los números de su estreno en la plantilla.
Dos jugadores blanquivioletas más acabaron en el Real Madrid: Emilio Morollón y Pedro León. Lo hicieron en épocas muy diferentes, pero, en ambos casos, con escasísimo éxito. Morollón, que había marcado 41 goles en cuatro años en Valladolid, se incorporó al Real Madrid en la temporada 1964/1965. Sin embargo, solo jugó un partido. Por su parte, Pedro León, tras un paso intermedio en su actual club, el Getafe, cambió Zorrilla por el Bernabéu con más pena que gloria: 137 minutos distribuidos en seis partidos. El extremo derecho murciano ocupó más espacios en la prensa por ser un motivo de enfrentamiento entre Mourinho y Valdano que por su juego.
José Luis Pérez Caminero, formado en la cantera del Real Madrid. |
Pero si importantes han sido
los fichajes del Real Madrid de jugadores del Real Valladolid, mucho más
numeroso ha sido el camino contrario. Más de una treintena de futbolistas, en
su mayoría jóvenes, han hecho las maletas del Bernabéu a Zorrilla. Gracias al
Real Madrid, el Real Valladolid ha sido club de acogida de mitos
como Víctor Fernández (nueve temporadas y noventa goles, entre
Primera y Segunda, distribuidos en dos periodos distintos) o José Luis Pérez
Caminero (diez ligas como blanquivioleta, una de ellas en Segunda, también en
dos etapas diferentes en Zorrilla) Víctor y Caminero no debutaron nunca en el
primer equipo madridista, una circunstancia similar a los casos de Torres
Gómez (doce años en Valladolid), José Luis Santamaría (ocho), José Luis Soto (tres), Fernando Sánchez
Cipitria (dos), César Gómez (dos) o Mikel Antía (dos) Todos ellos fueron blanquivioletas en la
década de los noventa procedentes de la cantera del Real Madrid.
De esa misma etapa, la más intensa
en la llegada de merengues a Zorrilla, también son otras dos instituciones en
el Real Valladolid: Alberto Marcos (quince temporadas en el club como jugador,
una labor que prosigue ahora en los despachos) y José Antonio García Calvo
(siete campañas divididas, como Víctor y Caminero, en dos periodos) Las vidas
deportivas de Marcos y García Calvo, que sí debutaron con el Real Madrid, se extendieron con amplitud hasta el siglo
XXI, y en Valladolid. Una nueva década en la que siguieron llegando nuevos
valores blancos: Fernando Fernández, Albano Bizarri, David Aganzo, David Sousa, Tote, Borja Fernández o
Alberto Bueno, el único miembro actual de la plantilla vallisoletana con raíces
en el Real Madrid. Bueno llegó a disputar 23 minutos, repartidos en tres
partidos, en Liga con los blancos.
Muy habituales han sido también las cesiones al Valladolid, para coger minutos, de jóvenes del Real Madrid y de fichajes de extranjeros de perfil medio. Así vinieron gente como Canabal, el colombiano Congo y el brasileño Rodrigo. Ninguno de los tres se estrenó con la camiseta del Real Madrid, y solo Rodrigo cuajó una buena actuación como vallisoletano. Esta misma estrategia siguieron ambos clubes, por ejemplo, en la temporada 1991/1992 con Santi Aragón, aunque con matices. Aragón sí había jugado ya con la primera plantilla blanca. Su cesión en las filas blanquivioletas no se recuerda, en cambio, con demasiado agrado. Al final de temporada, el equipo descendió tras doce años consecutivos en Primera.
En la década de los ochenta,
el perfil de jugador madridista que vistió la camiseta blanquivioleta era
distinto. No se trataba, con la excepción del defensa tinerfeño Francis
(temporada 1984/1985) y del delantero Poli Rincón (1978/1979, en Segunda), de jóvenes en
busca de minutos. Eran jugadores hechos que no habían triunfado en el Bernabéu:
Andrés Alonso ‘Ito’, Miguel Ángel Portugal y Alberto Bernardo. Tampoco lo
hicieron en Valladolid. De aquella época, el único ‘producto’ blanco que firmó
un buen paso en Zorrilla fue Antonio García Navajas. El defensa cordobés había
jugado tres años en el Real Madrid, aunque nunca fue titular claro. En
Valladolid, estuvo cuatro temporadas (1982-1986), las tres primeras a un buen
nivel.
Para encontrar más jugadores del Real Madrid con posterior presencia vallisoletana hay que retroceder a los sesenta, cincuenta y cuarenta: Miguel García ‘Miche’ (temporada 1963-1964), Alfonso Navarro (1951/1952), Juan Francisco Gómez ‘Juanco’ (1950-1951), José Mariscal (1950-1953), Hilario Rodríguez (1948-1949) y Rafael Yunta ‘Rafa’ (1948-1950) Solo Rafa fue titular más o menos claro en Zorrilla. Estos seis jugadores, junto con Lesmes II, fueron los precursores de una intensa relación entre Real Valladolid y Real Madrid a la hora de intercambiarse jugadores.
Una cordial colaboración que ha tenido incluso frutos en los banquillos. El Real Valladolid confío en Rafa Benítez, técnico de la cantera blanca, en la temporada 1995/1996. La labor de Benítez fue mala en Zorrilla, cesado con el equipo en penúltima posición, pero dejó en el vestuario a chavales que se trajo de Madrid como Marcos, Santamaría, Torres Gómez o Fernando. Mientras, mucho antes, en la década de los cincuenta, Juan Antonio Ipiña, tras dirigir dos años al Real Valladolid, con un sexto y un octavo lugar, tuvo la oportunidad del banquillo del Real Madrid en la temporada 1952/1953, con un tercer puesto.
Tan estrechas son las relaciones entre ambos clubes que incluso el actual presidente del Real Valladolid, Carlos Suárez, estuvo en las categorías inferiores del Real Madrid cuando era jugador de baloncesto.
Alberto Marcos, un clásico blanquivioleta procedente del Real Madrid. |
Muy habituales han sido también las cesiones al Valladolid, para coger minutos, de jóvenes del Real Madrid y de fichajes de extranjeros de perfil medio. Así vinieron gente como Canabal, el colombiano Congo y el brasileño Rodrigo. Ninguno de los tres se estrenó con la camiseta del Real Madrid, y solo Rodrigo cuajó una buena actuación como vallisoletano. Esta misma estrategia siguieron ambos clubes, por ejemplo, en la temporada 1991/1992 con Santi Aragón, aunque con matices. Aragón sí había jugado ya con la primera plantilla blanca. Su cesión en las filas blanquivioletas no se recuerda, en cambio, con demasiado agrado. Al final de temporada, el equipo descendió tras doce años consecutivos en Primera.
García Navajas jugó en ambos equipos en los ochenta. |
Para encontrar más jugadores del Real Madrid con posterior presencia vallisoletana hay que retroceder a los sesenta, cincuenta y cuarenta: Miguel García ‘Miche’ (temporada 1963-1964), Alfonso Navarro (1951/1952), Juan Francisco Gómez ‘Juanco’ (1950-1951), José Mariscal (1950-1953), Hilario Rodríguez (1948-1949) y Rafael Yunta ‘Rafa’ (1948-1950) Solo Rafa fue titular más o menos claro en Zorrilla. Estos seis jugadores, junto con Lesmes II, fueron los precursores de una intensa relación entre Real Valladolid y Real Madrid a la hora de intercambiarse jugadores.
Una cordial colaboración que ha tenido incluso frutos en los banquillos. El Real Valladolid confío en Rafa Benítez, técnico de la cantera blanca, en la temporada 1995/1996. La labor de Benítez fue mala en Zorrilla, cesado con el equipo en penúltima posición, pero dejó en el vestuario a chavales que se trajo de Madrid como Marcos, Santamaría, Torres Gómez o Fernando. Mientras, mucho antes, en la década de los cincuenta, Juan Antonio Ipiña, tras dirigir dos años al Real Valladolid, con un sexto y un octavo lugar, tuvo la oportunidad del banquillo del Real Madrid en la temporada 1952/1953, con un tercer puesto.
Tan estrechas son las relaciones entre ambos clubes que incluso el actual presidente del Real Valladolid, Carlos Suárez, estuvo en las categorías inferiores del Real Madrid cuando era jugador de baloncesto.