El
velocista jamaicano (29 años), tricampeón en 100 metros, 200 metros y relevos
4x100 metros en Pekín y Londres, aspira a ser el primer atleta en la historia
en encadenar tres títulos olímpicos en pruebas en la pista. Mientras, el nadador
estadounidense (31 años) afronta sus quintos Juegos, tras dos años fuera de la
piscina entre 2012 y 2014, con el objetivo de incrementar su inigualable
palmarés de 22 medallas olímpicas, 18 de oro.
Río 2016: Los primeros Juegos de Sudamérica / Rusia, casi fuera / El listón de las 20 medallas / Barcelona lo cambió todo / Río se sobrepone a la picadura del Zika
Río 2016: Los primeros Juegos de Sudamérica / Rusia, casi fuera / El listón de las 20 medallas / Barcelona lo cambió todo / Río se sobrepone a la picadura del Zika
Nadie va más rápido
que Usain Bolt (Sherwood Content-Trelawny-Jamaica, 1986) y Michael Phelps
(Baltimore-Maryland-Estados Unidos, 1985).
Dos mitos
deportivos. Dos leyendas olímpicas.
Cuando la antigua
Grecia, la madre de la democracia y de la sociedad occidental, inventó los
Juegos Olímpicos e inmortalizó a sus primeros héroes, no podría imaginarse a
héroes tan perfectos como Bolt y Phelps.
Hace tiempo que
entraron con fuerza en los libros de historia, y no solo en las páginas de
deportes.
Usain Bolt y
Michael Phelps pertenecen a ese reducidísimo grupo de irreductibles al paso del
tiempo. Su legado quedará para siempre. Eternos, inmunes al cruel e inexorable
tic-tac del tiempo para el común de los mortales.
Y aun así, no lo
han dicho todo.
Río 2016 será la última oportunidad (Bolt se retirará en los Mundiales de Atletismo de Londres 2017 y Phelps tras los Juegos de Río) para ver en acción a los dos colosos del olimpismo moderno del
siglo XXI. Dos adelantados a su tiempo.
Bolt tras Phelps.
El relámpago tras
el tiburón.
El velocista
jamaicano, un icono mundial a la altura de las principales mediáticas estrellas del fútbol,
el baloncesto o el tenis, afronta con ambición y orgullo un gran reto en el
Estadio Olímpico Engenhão: ser el primer atleta en encadenar tres títulos
olímpicos en pruebas en la pista.
Usain Bolt, victorioso en Pekín 2008 (arriba) y Londres 2012 (abajo). |
Bolt persigue su
tercer triplete tras los oros en 100 metros, 200 metros y el relevo 4x100
metros en los Juegos de Pekín y Londres.
Ambición no le
falta. El jamaicano siempre ha recalcado su deseo de ser el más grande. Lo deja
claro en cada entrevista, en cada declaración pública. Forma parte de su personalidad, de su encanto, de su leyenda. No es soberbia, es simplemente Usain Bolt.
“Quiero ser
recordado como uno de los más grandes deportistas de la historia”, resume en
una entrevista concedida al diario El País antes de partir a Río 2016.
“Hablando de
fútbol, por ejemplo, se puede discutir sobre quién es el mejor jugador de la
historia. Pero nadie discute quién es el hombre más rápido del mundo. Pasará
mucho tiempo antes de que nazca alguien con tanto talento como yo para batir
mis records (…). Cuando la gente habla de leyendas en deporte habla de gente
como Ali, Owens, Michael Jordan o Pelé. Que mi nombre figure en esa lista es un
honor. Trabajo para ser un icono”, sentencia Bolt.
El velocista
jamaicano, desde su espectacular irrupción en los Juegos de Pekín (tenía dos
platas previas, en los 200 metros y el relevo 4x100 metros del Mundial de Osaka
2007), acumula medallas (seis oros olímpicos y once mundiales), records (tres
en los 100 metros hasta los estratosféricos 9.58 del Mundial de Berlín 2009 y dos
en los 200 metros hasta los 19.19 del mismo campeonato) y marcas (poseedor de
los tres mejores tiempos en la historia de los 100 metros y cuatro de los seis
mejores en los 200 metros).
Desborda talento y
carisma.
Bolt es una
bendición para el deporte mundial por lo que hace y por cómo lo hace.
A Río llega, como
siempre, relajado y confiado. En su carrera, solo ha fallado una vez, en la
final de los 100 metros del Mundial de Daegu 2011. Una salida en falso causó su
descalificación.
Bolt, que aunque no
lo parezca también envejece, no lleva, sin embargo, una buena temporada 2016, golpeado por las
lesiones. A un mes de los Juegos, las alarmas saltaron en los trials
jamaicanos. Bolt se lesionó en los isquiotibiales del muslo izquierdo y se
perdió la final de los 100 metros. Una lesión que en los trials estadounidenses
le habría dejado fuera de Río. En Jamaica, son más permisivos y se reservan una
plaza en casos de lesiones justificadas. ¿Cómo dejar fuera a Bolt?
Pero lo cierto es
que al jamaicano no se le ha visto mucho (cinco carreras de 100 y una de 200), ni
muy bien, en 2016, lo cual tampoco quiere decir demasiado de cara a Río. En el
meeting de la Diamond League de Londres, a tres semanas del debut (sábado 13 de agosto) en las series
de los 100 metros en Río, Bolt ganó en los 200 sin apretar y sin secuelas de la
lesión en los trials jamaicanos.
De cualquier
manera, la temporada 2016 antes de Río no es buena. Bolt aparece como el cuarto
más rápido en el ranking anual de los 100 metros tras los estadounidenses
Justin Gatlin y Trayvon Bromell y el francés Jimmy Vicaut y el quinto en los
200 metros tras los estadounidenses LaShawn Merritt, Justin Gatlin y Ameer Webb
y el antiguano Miguel Francis.
Pero el relámpago no se apaga y corre tras el tiburón.
Bolt nunca podrá
atrapar a Phelps en el volumen de medallas, porque el número de pruebas en la
piscina es superior, pero en Río tiene en la mano igualar un reto cumplido por
el nadador estadounidense: tres Juegos Olímpicos consecutivos subiendo al podio
(y además en lo más alto).
La gran leyenda olímpica: Michael Phelps. |
El palmarés
olímpico de Michael Phelps es único: 22 melladas (18 oros, 2 platas y 2
bronces). E incluye otros 34 metales mundiales (27 oros, 6 platas y 1 bronce) y 21 continentales (16 oros y 5 platas).
En los Juegos de
Londres, el tiburón de Baltimore se convirtió en la mayor gloria olímpica de la
historia, adelantando a la gimnasta soviética Larisa Latynina, ganadora de 18
medallas entre Melbourne 1956 y Tokio 1964, con Roma 1960 como paso intermedio.
Y Phelps,
aparentemente, se despidió del deporte tras Londres 2012:
“No me volveréis a
ver en el agua. He alcanzado todos mis objetivos. He pasado tanto tiempo de mi vida
en una piscina que no volveré a tirarme, ni por diversión”.
Ya estaba todo
hecho. Ya no quedaba, aparentemente, nada más que hacer.
Pero el hiperactivo
Phelps, al que su madre (soltera) apuntó de niño a natación para ‘calmarle’ y
canalizar su inabarcable energía, no estaba hecho para estar lejos de la
competición.
Una última
zambullida.
Otra gloria olímpica, el nadador estadounidense Mark Spitz (9 oros, 1 plata y 1 bronce), acertó con el significado del paréntesis deportivo de Phelps: “En el último año o dos años quizás ha tratado de encontrarse a sí mismo. Lo que sabe hacer realmente bien es nadar”, analizó Spitz tras conocerse el regreso del tiburón de Baltimore.
Otra gloria olímpica, el nadador estadounidense Mark Spitz (9 oros, 1 plata y 1 bronce), acertó con el significado del paréntesis deportivo de Phelps: “En el último año o dos años quizás ha tratado de encontrarse a sí mismo. Lo que sabe hacer realmente bien es nadar”, analizó Spitz tras conocerse el regreso del tiburón de Baltimore.
Como otros grandes como Michael Jordan, Michael Schumacher, Julio César Chávez o Lance Armstrong, Phelps añoró la competitividad.
Regresó
a la piscina en la primavera de 2014 y volverá a su reino: los Juegos Olímpicos.
El mismo de siempre
y, al mismo tiempo, un nuevo Phelps.
Ya treintañero (una ‘vejez’ para un nadador de élite), reciente padre de un niño y, sobre todo, recuperado de una crisis existencial bastante importante (con coqueteos con el suicidio) y unos graves problemas de consumo de marihuana y alcohol que le llevaron incluso a comisaría, tras ser cazado ebrio al volante en septiembre de 2014, y le dejaron fuera del Mundial de Kazán 2015.
Ya treintañero (una ‘vejez’ para un nadador de élite), reciente padre de un niño y, sobre todo, recuperado de una crisis existencial bastante importante (con coqueteos con el suicidio) y unos graves problemas de consumo de marihuana y alcohol que le llevaron incluso a comisaría, tras ser cazado ebrio al volante en septiembre de 2014, y le dejaron fuera del Mundial de Kazán 2015.
Pero el tiburón de
Baltimore, que pasó por una clínica de rehabilitación y suma casi dos años sin beber una gota de alcohol, no ha perdido el hambre. Competirá en seis pruebas: los 100 y 200
metros mariposa, los 200 metros estilos y los relevos 4x100 metros estilos, 4x100 metros libres y 4x200 metros libres. Casi como en sus mejores días.
Phelps tiene la segunda mejor marca del año en los 100 metros mariposa y los 200 metros estilos, tras el húngaro Laszlo Cseh y el japonés Kosuke Hagino, respectivamente. De nuevo Cseh es el más rápido en los 200 metros mariposa, pero Phelps tiene por medio a otros cuatro rivales en el ranking anual.
Phelps tiene la segunda mejor marca del año en los 100 metros mariposa y los 200 metros estilos, tras el húngaro Laszlo Cseh y el japonés Kosuke Hagino, respectivamente. De nuevo Cseh es el más rápido en los 200 metros mariposa, pero Phelps tiene por medio a otros cuatro rivales en el ranking anual.
Y la motivación
existe: ser campeón olímpico con más de treinta años, encadenar cuatro oros
consecutivos en sus reinos de los 100 metros mariposa y los 200 metros estilos, recuperar el oro en los 200 metros mariposa (que le arrebató el sudafricano Le Clos en Londres) e incluso, porque los campeones también tienen su corazón, ganar delante de su hijo
recién nacido.
Porque Bolt y
Phelps están en Río y quieren seguir ganando.
Uno corriendo, el otro nadando. Nadie es más rápido que ellos.
Leyendas. Héroes olímpicos. Los más grandes del siglo XXI.
Leyendas. Héroes olímpicos. Los más grandes del siglo XXI.