El
Informe McLaren, que denuncia el dopaje sistemático de Estado organizado en
Moscú entre, al menos, 2011 y 2015, ha estado a punto de dejar a Río 2016 sin
deportistas rusos. No será así…, por completo. El COI (Comité Olímpico
Internacional), con una posición dubitativa, ha rechazado la petición de la
Agencia Mundial Antidopaje (AMA) de castigar a todo el deporte ruso. Sí
faltarán el atletismo, con la estrella Isinbayeva al frente, la halterofilia y
miembros de los equipos de natación, ciclismo, remo y piragüismo.
Río 2016: Los primeros Juegos de Sudamérica / Bolt tras Phelps / El listón de las 20 medallas / Barcelona lo cambió todo / Río se sobrepone a la picadura del Zika
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Isinbayeva, oro en Atenas y Pekín y bronce en Londres, es la ausencia más destacada del equipo olimpico ruso. |
A escasas tres semanas de
las Olimpiadas, la máxima autoridad deportiva mundial en la lucha contra el
dopaje reclamaba al COI (Comité Olímpico Internacional) la expulsión total de
Rusia de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.
La AMA se apoyaba
en las conclusiones del devastador Informe McLaren, publicado el 18 de julio en Toronto.
Un documento
independiente elaborado por el abogado canadiense Richard McLaren, a iniciativa
de la AMA, tras la catarata de informaciones en los últimos dos años sobre la práctica generalizada y
organizada de dopaje en el deporte ruso.
Para la AMA, “el
informe McLaren puso en evidencia un abuso de poder por parte de Rusia,
deliberado y nunca visto en la historia del deporte. Un recurso al dopaje a
este nivel significa que no puede haber presunción de inocencia”.
Expulsión total de
Río 2016, para la AMA.
No ha sido así para
el COI tras una tajante primera reacción.
“Los resultados del
Informe muestran un ataque impactante y sin precedentes a la integridad del
deporte y de los Juegos Olímpicos. Por tanto, el COI no dudará en tomar las más
duras sanciones contra cualquier individuo u organización implicada”, prometió
el presidente del COI, Thomas Bach.
Pero el COI, que ha comunicado 98 nuevos positivos, sin detallar aún los nombres, en Pekín 2008 y Londres 2012 tras el reanálisis de las muestras, no ha
expulsado a Rusia (siempre en el ojo de la sospecha) de Río 2016.
Arriba, el abogado canadiense Richard McLaren. Abajo, el presidente del COI, el alemán Thomas Bach. |
En principio, la
delegación inicial de 387 deportistas rusos en Río 2016 ha perdido a un tercio
de sus componentes. Un número que podría crecer (o bajar) cuando el tribunal
designado por el COI acabe su trabajo (se supone que antes de la ceremonia de inauguración,
pero el tiempo corre…).
El atletismo ha
sido el deporte más castigado, con la expulsión de los 67 atletas rusos
seleccionados (salvo la saltadora de longitud Darya Klishina, que lleva tres años viviendo fuera de Rusia y ha pasado todos los controles antidopaje fuera de su país de origen). Entre los castigados se encuentra la zarina Yelena Isinbayeva, campeona olímpica en
Atenas 2004 y Pekín 2008 y bronce en Londres 2012. Por calidad y carisma, una de las
deportistas más importantes del siglo XXI. Y, como bastantes de los olímpicos
rusos expulsados, libre de cualquier positivo en su carrera.
“Después del
nacimiento de mi hijo, los Juegos de Río aún tenían sentido. He sacrificado un
tiempo que podía haber estado con mi hijo. Y ahora este sueño me lo han
arrebatado”, ha sollozado Isinbayeva, que ha recurrido incluso a la ayuda del
Kremlin.
A sus 34 años,
fuera de Río 2016, llega el triste final de la carrera de Isinbayeva. “Para algunos,
somos responsables de algo que no hicimos. Es una violación de los derechos
humanos. No puedo callarme, voy a tomar medidas. Voy a dirigirme a un tribunal.
Probaré que la IAAF (Federación Internacional de Atletismo) y la Agencia Mundial Antidopaje tomaron una mala decisión”,
adelantó la pertiguista rusa cuando aún guardaba alguna esperanza para competir en Brasil.
No es la única
decepcionada, por supuesto.
“No hay ninguna
razón para que nadie sospeche de mí por dopaje, pero yo soy el que no va a ir a
las Olimpiadas. Puedo mirar a los ojos a mi familia y a mis amigos y decir: ‘No
he consumido drogas’. Puedo incluso mirar a los niños a los ojos y decir:
‘Nunca me he dopado’. Me pueden reexaminar en cualquier momento si quieren,
pueden venir cualquier día, estoy listo para hacer lo que sea”, ha implorado,
también sin éxito, Sergey Shubenkov, campeón mundial de 110 metros vallas.
El remo (26
expulsados) y la halterofilia (10) son los otros dos deportes más castigados
por las consecuencias del Informe McLaren. Pero tampoco estarán en Río siete
nadadores, cinco piragüistas, tres ciclistas, un luchador y un regatista. De momento.
120 expulsados.
Muchos, pero no todos.
“Una sanción total
consideraría a los atletas limpios que se vieran perjudicados como daños
colaterales. Esto está fuera de toda proporción cuando se habla de deporte”, ha
justificado el presidente del COI, Thomas Bach.
“Los hechos demuestran
que necesitamos una revisión total del sistema antidopaje (...). Si todos
contribuimos, esta dolorosa situación puede ser una catarsis”, ha añadido Bach.
Tarde. El Informe McLaren ha abierto la mayor crisis moderna en el movimiento olímpico, resucitando heridas cerradas tras los famosos boicots recíprocos de Estados Unidos a los Juegos Olímpicos de Moscú’80 y la Unión Soviética a los Juegos de Los Angeles’84, con la compañía de sus respectivos aliados.
Tarde. El Informe McLaren ha abierto la mayor crisis moderna en el movimiento olímpico, resucitando heridas cerradas tras los famosos boicots recíprocos de Estados Unidos a los Juegos Olímpicos de Moscú’80 y la Unión Soviética a los Juegos de Los Angeles’84, con la compañía de sus respectivos aliados.
Malos precedentes.
Putin, con la llama olímpica en los Juegos de Sochi 2014. |
“Vivimos una
revisión de esa injerencia de los políticos en el deporte. Sí, la forma de esa
interferencia ha cambiado, pero la esencia es la misma: convertir el deporte en
instrumento de presión geopolítica y para formar una imagen negativa de países
y pueblos”, ha denunciado Putin, que estará en la ceremonia de inauguración.
El presidente ruso ha
replicado que en “el último medio año, por recomendación de la Agencia Mundial
Antidopaje, los deportistas rusos han sido sometidos a pruebas antidopaje bajo
el control de la Agencia Antidopaje Británica y laboratorios extranjeros” y
ha cuestionado la labor de la Agencia Estadounidense Antidopaje (USADA): “¿Qué
hay detrás de tanta prisa? ¿El intento de crear una atmósfera informativa,
ejercer presiones? Da la impresión de que los expertos de la USADA tuvieron
como mínimo acceso a dicho informe confidencial y puede ser que incluso le
dieron el tono y le aportaron contenido”.
La lucha antidopaje
no ha salido, especialmente, fortalecida del Informe McLaren. Oportunidad perdida.
COI y AMA se han
tirado, con nulo disimulo, las responsabilidades a la cara.
Tan injusta era la
medida reclamada por la AMA, igualando a todos los deportistas rusos (dopados y
limpios), como la postura del COI, buscando cualquier resquicio para no
lesionar su negocio. Porque los Juegos Olímpicos son un negocio, el gran
negocio del COI. Y Rusia, uno de sus principales clientes.
Y todo sin tiempo para
reaccionar con los Juegos de Río encima de la mesa.
El presidente de la
AMA, Craig Reedie, ha defendido, no obstante, el momento para presentar el
Informe McLaren, “cuando se había corroborado la evidencia de pruebas”. “A
pesar de que está desestabilizando en el período previo a los Juegos, es
evidente, dada la gravedad de las revelaciones que en él se descubren, tenía
que ser publicado para que se actuara sin demora”, ha replicado Reedie al COI.
Lo cierto es que el
Informe McLaren supone el punto final de casi dos años de sospechas.
La atleta rusa Yuliya Stepanova y su marido Vitali Stepanov, exresponsable de la Rusada, delatores del dopaje de Estado en Rusia. |
“Todos los atletas
rusos nos dopamos en algún momento. Los dirigentes lo inculcan a los entrenadores
y éstos, a los deportistas. Al final piensas que tú no estás haciendo nada
malo”, sentenció Stepanova en el documental. La atleta, a la que han dejado también fuera de las Olimpiadas pese a proclamar su participación, cayó en un positivo en 2013 y fue sancionada dos años.
“Existe toda una
metodología que impide que haya positivos. Los funcionarios se aseguran que los
atletas no sean sometidos a pruebas”, corroboró su marido, Vitali Stepanov, en el reportaje emitido por ARD.
El documental, que
cuenta también con los testimonios del entrenador Oleg Popov, especializado en
las pruebas de lanzamiento en atletismo, y la lanzadora Evgenia Pecherina,
suspendida diez años por dopaje, señalaba a dos hombres: Gregori Roshenkov,
director del laboratorio antidoping de Moscú, y Serguei Portugalov, médico de
la Federación Rusa de Atletismo y enlace con la IAAF.
La AMA abrió una
investigación con una comisión presidida por el expresidente y primer
presidente del organismo, Richard Pound.
“La Comisión
estudió toda la información que los denunciantes habían proporcionado y, sin
embargo, no hubo evidencias concretas para apoyar la manipulación de Estado”, concedió
Pound. “Si bien el informe de la Comisión sugirió que el dopaje en Rusia
probablemente no se restringió al atletismo y que los servicios secretos rusos
(FSB) estaban presentes dentro de los laboratorios de Sochi y Moscú”, la
Comisión “no descubrió evidencias concretas” entonces.
El matrimonio
Stepanov, que ha recibido amenazas y vive en Estados Unidos desde hace tiempo, repitió sus denuncias
al deporte ruso en una entrevista al popular programa de televisión ‘60 Minutos’ (CBS) emitido a
principios del último mes de mayo.
Pero fue otra
entrevista del New York Times a Gregory Roshenkov, exdirector del laboratorio
antidopaje de Moscú, la que movió a la AMA a iniciar otra investigación.
Roshenkov, que también está exiliado y escondido en Estados Unidos, abrió la
Caja de Pandora y detalló un minucioso programa del Gobierno ruso para evitar
positivos y triunfar en los Juegos de Invierno de Sochi 2014.
“Estábamos
totalmente equipados, teníamos los conocimientos, la experiencia y estábamos
perfectamente preparados para Sochi como nunca antes. Todo funcionaba como un reloj
suizo”, sostuvo Rodchenkov en la entrevista. En total, se cambiaron unas 100 muestras. Al menos
quince medallistas en Sochi se libraron de ser cazados gracias al Kremlin.
Rusia lideró el
medallero en Sochi 2014, con 33 medallas (13 de oro). Una notable mejoría con
respecto a Vancouver 2010, con 15 medallas (3 de oro).
Roshenkov, exdirector del laboratorio antidopaje de Moscú. |
Resultados en dos
meses.
El Informe expone
que “el Estado ruso, a través de su ministerio de Deportes, y con la asistencia
de la policía secreta (FSB) organizó, al menos, entre finales de 2011 y agosto
de 2015, un sistema, que podríamos llamar ‘Metodología de los positivos que
desaparecen para proteger a los deportistas sometidos a dopaje organizado’”.
Un sistema que
debutó en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y continuó en el Mundial de
Atletismo de Moscú 2013, los Juegos Olímpicos de Sochi 2014 y el Mundial de
Natación de Kazán 2015.
Lo cierto es que,
salvo en Sochi 2014, cuando Rusia casi triplicó sus resultados de Vancouver
2010, la evolución del deporte ruso entra dentro de la normalidad.
En los Juegos de
Londres 2012, Rusia obtuvo 82 medallas (24 de oro). Cuatro años antes, en Pekín
2008, la cosecha fue de 73 medallas (23 de oro).
En el Mundial de
Atletismo de Moscú 2013, Rusia lideró el medallero con 17 medallas (7 de oro).
Dos años antes, en Daegu 2011, el atletismo ruso se marchó con 15 medallas (6
de oro). En el último Mundial de Atletismo, Pekín 2015, Rusia incluso se estrelló: 4
medallas (2 de oro).
Mientras, el
Mundial de Natación de Kazán 2015, con 17 medallas (9 de oro), empeoró incluso
los resultados del Mundial de Barcelona 2013, con 19 medallas (9 de oro), y fue
similar al Mundial de Shangai 2011, con 18 medallas (8 de oro).
El Informe McLaren,
que acusa “a la inmensa mayoría de los deportes olímpicos de invierno y verano
de Rusia”, eleva a 580 el volumen de positivos ocultados por el Gobierno ruso,
entre ellos 140 en atletismo y 118 en halterofilia, pero también 28 en lucha,
27 en piragüismo y 26 en ciclismo, entre otras disciplinas deportivas.
El sistema
arrancaba con la selección de un grupo de deportistas de élite candidatos a
éxitos internacionales. El Gobierno ruso protegía a esos deportistas en el
periodo previo a las competiciones. Los positivos no eran un problema.
Pero, ¿y en
competición? Aquí el Informe McLaren entra dentro del terreno de las
suposiciones. Rusia contaría con muestras limpias de orina de sus principales deportistas,
conservadas en potitos infantiles y latas de bebida. Y, citando los Juegos de
Sochi 2014, se cambiaban por las muestras ‘sucias’ en los mismos laboratorios
de Sochi “usando una técnica que no hemos llegado a descubrir”.
Nunca el deporte
ruso, por extensión el deporte de la Europa del Este, ha estado libre de la
sospecha.
Pero el Informe
McLaren ha abierto una nueva etapa de consecuencias desconocidas.
Río 2016 tendrá una
versión menor del potencial olímpico ruso.
Lo que hace falta
es saber cómo evolucionarán el Informe McLaren y el deporte ruso.
Cualquier parón
será sospechoso e inadmisible porque esta historia no puede acabar en Río 2016.
No ha hecho más que comenzar si el deporte y el olimpismo quieren ser creíbles.