Tras el fiasco ante el Sanse, el Real Valladolid reacciona y se reengancha a lo grande a la pelea por el ascenso directo con una merecida victoria en Ipurua con goles de Nacho, de penalti, y Weissman en la segunda mitad. A tres jornadas para concluir el campeonato, los blanquivioletas siguen terceros, pero a cuatro puntos del Almería y solo dos, con el ‘golaverage’ a favor de los de Pacheta, del Eibar.
Weissman y Nacho, los autores del triunfo. Foto: Twitter Real Valladolid. |
Los blanquivioletas lucharán hasta la última jornada por una de las dos primeras plazas del campeonato y, por lo tanto, por el ascenso directo. El Almería y el Eibar no lo tienen hecho.
No se rinde. Tras el enorme fiasco ante el Sanse, el Real Valladolid se levantó y se reenganchó a la pelea de la mejor manera posible, con una clara victoria ante el Eibar, que cedió el liderato.
Una vez más, los de Pacheta cumplieron ante un equipo de los grandes de la categoría. Los blanquivioletas le han ganado los dos partidos al Eibar en esta temporada. Ambos por idéntico resultado, dos a cero. Y con una imagen de superioridad.
A tres jornadas para concluir el curso, todo puede pasar. El Almería, el nuevo líder, aventaja en cuatro puntos al Real Valladolid, con el ‘golaverage’ a favor de los andaluces. El Eibar está más cerca, ahora a dos. Y con el ‘golaverage’, en este caso, a favor de los castellanos.
No depende de sí mismo, pero el Real Valladolid, al menos, ha inquietado a un Eibar que se veía ya en Primera. Como poco, los de Garitano se han quedado sin margen de error en un final de temporada con dos compromisos a domicilio, ante el Leganés, ya salvado, y el Alcorcón, ya descendido, y uno en casa ante el Tenerife, inmerso en la batalla por los playoffs. Posiblemente, tendrá que ganarlo todo.
El Real Valladolid minimizó al líder desde el principio. Con Iván Sánchez como referencia, el equipo de Pacheta dominó con claridad durante la primera media hora, con una amplia presencia de Plata y Luis Pérez en la banda derecha. El balón era blanquivioleta, aunque, es cierto, con escasa profundidad. Weissman estaba muy solo. Cantero era un espectador. Los vallisoletanos, pese a su superioridad, no remataron a puerta en todo el primer periodo.
Pacheta mantuvo el esquema de tres centrocampistas, para asegurar la posesión del balón, aunque sin Monchu, suplente. Aguado y Roque Mesa completaron un trivote con una calidad, posiblemente, inalcanzable en Segunda. Aunque lo mismo pasaría con la inclusión de Monchu por cualquiera de los otros tres. Si algo tiene este Real Valladolid es calidad, mucha calidad, en el mediocampo. Y a eso jugó en Ipurua.
El Eibar, que tiene otras virtudes menos vistosas, pareció un equipo menor. Un líder desprovisto del balón, obligado a defenderse. Y con escasos argumentos arriba, algunas transiciones y centros al área. Llorente, en la única ocasión que le ganó la partida a Joaquín y El Yamiq, remató alto un centro al área a los cuatro minutos.
Al Real Valladolid le faltaba solo claridad en el último tercio del campo. Hasta allí, el partido era suyo, casi perfecto. Pero al bagaje ofensivo le faltaba números. Apenas un peligroso centro de Toni Villa que cruzó el área sin un rematador y un lanzamiento del mismo Toni Villa desde la frontal que estrelló contra un defensa. Los de Pacheta llegaron al descanso con la sensación de haber dejado vivo a un casi inexistente Eibar, que mejoró en el último cuarto de hora, cuando Iván Sánchez empezó a tocar menos el balón.
Pero el partido no varió demasiado en la segunda mitad. El Real Valladolid, que necesitaba más la victoria, manejaba el ritmo. Aguado remataba desviado desde la frontal. Y las ocasiones, ahora sí, empezaron a caer. De cabeza, El Yamiq acariciaba el gol tras un centro de Nacho. Clarísima. Plata, de falta lateral, exigía a Cantero. Ipurua firmaba el empate. Pero no los de Pacheta.
La victoria era posible. Llegó con la colaboración de un decepcionante Stoichkov. El ‘pichichi’ de Segunda culminó un partido muy gris con una mano absurda tras un centro de Nacho. El mismo Nacho aprovechó el regalo y convirtió un penalti que agitaba la zona alta de la clasificación y devolvía al Real Valladolid muchas de las esperanzas para subir directo que había perdido ante el Sanse. ¡Qué pena aquella derrota! Los blanquivioletas estarían ahora segundos.
Al Eibar le quedaban más de veinte minutos para reaccionar. No lo hizo. Realmente, nunca estuvo en el partido. Masip no manchó ni una vez los guantes. Los de Pacheta, a diez del final, cerraron la victoria con una jugada colectiva entre Roque Mesa, Anuar y Weissman. Una rúbrica perfecta.
Este Real Valladolid sigue pensando en el ascenso directo. Peleará hasta el final.
Ficha técnica:
SD Eibar 0: Cantero; Tejero, Burgos (Rober Correa 72’), Chema, Toño (Rahmani 83’); Javi Muñoz, Sergio Álvarez, Corpas (Aketxe 64’), Edu Expósito, Stoichkov (Fran Sol 72’); y Llorente (Blanco 83’).
Real Valladolid 2: Masip; Luis Pérez, Joaquín, El Yamiq, Nacho (Raúl Carnero 73’); Aguado, Iván Sánchez (Monchu 73’), Roque Mesa (Kiko Olivas 85’); Plata (Hervías 85’), Weissman y Toni Villa (Anuar 60’).
Goles:
0-1 (min. 68): Nacho, de penalti. Mano de Stoichkov en un balón colgado tras un córner. Nacho, con la zurda, engaña por completo a Cantero.
0-2 (min. 80): Weissman. Envío largo de Roque Mesa para Anuar, como extremo derecho. El canterano controla ante Sergio Álvarez, se escapa del asturiano en el área y cede al punto de penalti para Weissman, que cierra la victoria.
Árbitro: Milla Alvendiz (colegio andaluz). Amonestó a Corpas (9’), Chema (13’), Burgos (25’), Aketxe (71’) y Javi Muñoz (93’), por parte de la SD Eibar, y a Nacho (34’) y Aguado (59’), por parte del Real Valladolid.
Incidencias: 39ª jornada de LaLiga Smartbank. Ipurua. 7.237 espectadores.
Las notas:
Masip (6): El mejor resumen de lo que fue el partido. No tuvo trabajo. El Eibar no remató ni una vez entre los tres palos.
Luis Pérez (8): Poderoso, especialmente en el primer periodo. Con mucha proyección ofensiva. Realizó un notable despliegue físico. Se le vio menos en la segunda parte. Sin problemas ante Stoichkov.
Joaquín (8): Le tocó emparejarse a menudo con Llorente. El campeón del mundo solo se impuso en una ocasión por alto, con un cabezazo por encima del larguero a los cuatro minutos. El andaluz ganó el duelo en el resto del encuentro.
El Yamiq (8): Olvidó el infortunio de la derrota ante el Sanse, con dos autogoles. Se compenetró bien con Joaquín para anular a Llorente. A los nueve minutos del segundo periodo, acarició el gol con un cabezazo en el segundo palo que se le escapó por muy poco. Ya con cero a uno, probó desde lejos a Cantero, que atajó en dos tiempos el zambombazo del marroquí.
Nacho (8): Abrió el marcador tras transformar un penalti en el ecuador del segundo periodo. El madrileño engañó por completo al portero del Eibar. Es el segundo penalti que marca en su carrera. El primero desde la temporada 2012/13, con el filial del Rayo en Segunda B. Colocó, además, un buen centro a la cabeza de El Yamiq, que rozó el gol. Amonestado pasada la media hora y sustituido a diecisiete minutos del final.
Aguado (7): Jugó como ancla en un trivote con Iván Sánchez y Roque Mesa. Corrió bien hacia atrás cuando el Eibar intentó contragolpear. A los cinco minutos del segundo tiempo, lanzó fuera desde la frontal. Vio una amarilla cerca de cumplirse la hora de juego.
Iván Sánchez (9): Completó una primera media hora extraordinaria. El juego del Real Valladolid fluyó desde sus botas, acostado a la banda derecha, donde se asoció con Plata y Luis Pérez. Rápido de pies y, sobre todo, cabeza. Desequilibrante en el uno contra uno. Solo le faltó el último pase para romper al Eibar. Perdió algo de clarividencia con el paso de los minutos y se marchó al banquillo a diecisiete del final. Quizás sea ahora mismo el jugador más en forma del Real Valladolid.
Roque Mesa (7): Con menos protagonismo que Iván Sánchez, pero siempre bien colocado y acertado con el balón. Asistió a Anuar, con un gran pase en profundidad, en el origen de la jugada del segundo gol del Real Valladolid. Relevado a cinco minutos del final.
Plata (7): Muy activo en la primera parte, con la ayuda de Iván Sánchez y Luis Pérez. El ecuatoriano lo intentó en varias ocasiones ante Toño, aunque le faltó claridad en los últimos metros. Mediada la segunda mitad, probó a Cantera con un lanzamiento directo de una falta lateral. Sustituido a cinco minutos del final.
Weissman (7): Apenas participó del juego. El equipo no le encontró en una primera media hora de clara superioridad. El israelí apareció a diez minutos del final para sentenciar la victoria tras culminar un pase atrás de Anuar la punto de penalti. Es su decimoséptimo gol de la temporada.
Toni Villa (7): Con menos presencia que Plata en la banda derecha. Sin embargo, protagonizó los dos acercamientos más claros del Real Valladolid en el primer periodo: un peligroso centro que cruzó el área sin encontrar un rematador y un disparo desde la frontal que se estrelló en un defensa. Fue el primer cambio de Pacheta, a los quince minutos de la segunda mitad.
Anuar (8): Intenso. Salió por Toni Villa a media hora del final, aún con empate a cero, para jugar en la banda izquierda, una posición en la que está cumpliendo en esta temporada. Revolucionó la jugada del segundo gol del Real Valladolid tras recoger un pase largo de Roque Mesa al área, romper a Sergio Álvarez y asistir a Weissman.
Monchu (5): Suplente tras cumplir un partido de sanción ante el Sanse por su expulsión ante el Mirandés. Relevó a Iván Sánchez a diecisiete minutos del final con el Real Valladolid ya por delante en el marcador y con el choque controlado.
Raúl Carnero (5): Entró por el goleador Nacho, que tenía una amarilla, a diecisiete minutos del final para ocupar el lateral izquierdo.
Kiko Olivas (5): Reforzó la zaga, como tercer central, tras ingresar al campo a cinco minutos del final por Roque Mesa.
Hervías (5): Relevó a Plata a cinco minutos del final.
Pacheta (8): Recuperó la moral del equipo tras la dura derrota ante el Sanse. Le ganó la partida táctica a Garitano. Apostó por Iván Sánchez en un trivote con Aguado y Roque Mesa que gobernó el partido. Acertó también con el primer cambio, con la entrada de un intenso Anuar.