La escudería anglo-alemana es quien mejor se ha adaptado a los importantes cambios en la reglamentación: motores menos
potentes (de los V8 2.4 a los
V6 1.6), de mayor fiabilidad (de ocho a cinco unidades para todo el campeonato)
y con la aparición del SRE (Sistema de Recuperación de Energía) con 163 CV extra
durante 33 segundos por vuelta; limitación de combustible (de 150 a 100 kilos
por gran premio); restricciones aerodinámicas (en los alerones delanteros y
traseros); mismos neumáticos en la Q2 y en la carrera; y doble puntuación en la
carrera final. Toda una revolución.
Red Bull abre la pista tras cuatro años de tiranía.
Red Bull abre la pista tras cuatro años de tiranía.
Mercedes, en el circuito de Albert Park. Foto: www.mercedesamgf1.com |
El reinado de Red Bull corre peligro. La Federación Internacional de
Automovilismo ha preparado una revolución en la temporada 2014 de la Fórmula
Uno. La abrumadora superioridad de Red Bull ha restado espectáculo en las
carreras e ingresos en un circo que necesita más igualdad en la pista y menos
gastos. Una reinvención en toda regla que ha puesto a prueba
a escuderías y pilotos. Mercedes es quien mejor se ha adaptado.
La escudería anglo-alemana ha dominado la pretemporada. Lewis Hamilton y
Nico Rosberg dejaron muy buenas sensaciones en el doble test en Bahréin. Son
los favoritos en este arranque de curso. Williams y McLaren, que montan el
mismo motor, parten también con opciones para comenzar la temporada con buen
pie. La fiabilidad es la gran baza. El motor Mercedes PU106A Hybrid aguanta más que ninguno en un año en el que se prevé un aumento de los abandonos en cada carrera.
El cambio de reglamentación apuesta por menos motores (de ocho a cinco unidades por curso) y menos potentes para reducir costes y aumentar la competitividad en la pista. Los V8 2.4 son historia. Aparecen los motores V6 1.6 con el SRE (Sistema de Recuperación de Energía) que sustituye al KERS. El SRE supondrá 163
CV extra durante 33 segundos por vuelta. Los motores Turbo regresan, de esta manera, a la
Fórmula Uno tras su desaparición en los noventa. Una invitación para facilitar
las batallas entre coches y los adelantamientos.
Pero los retos para los ingenieros no se limitan a los motores. El paquete
aerodinámico es inferior que en años anteriores. Las manos del piloto serán más importantes. El agarre
de los coches se reducirá. La Federación Internacional de Automovilismo ha recortado en quince
centímetros (de 180 a 165) la anchura de los alerones delanteros. Además, ha
prohibido los difusores bajo los alerones traseros. Los cambios son
sustanciales. Como medida adicional de seguridad, el moro no podrá elevarse a
más de 185 mm.
Los monoplazas, con los cambios en los motores, serán más pesados, se ha
incrementado el peso mínimo de 642 a 691 kilos, e incontrolables con la menor
carga aerodinámica. A cambio, tendrán menos kilos de combustible, de 150 a 100.
Otro quebradero de cabeza para los ingenieros que han tenido que buscar una
solución también para las cajas de cambios, con la inclusión de una octava
velocidad.
Mientras, destacan dos novedades importantes a nivel puramente competitivo. Los
pilotos correrán con los neumáticos que calcen en la Q2 para evitar que la Q3 quede descafeinada para reservar gomas en el caso de
los coches sin opciones para pelear por la pole. El otro cambio
notable se ciñe a la puntuación en la última carrera para ampliar el abanico de
posibilidades en caso de desenlace apretado de los títulos de pilotos y
constructores. La puntuación se doblará.
Muchos cambios en muy poco tiempo para reinventar una Fórmula Uno necesitada de mayor emoción y con un menor coste de las escuderías. El reinado de Red Bull
corre peligro. Mercedes es la gran amenaza.