La
eliminatoria llega igualada (1-1) a Valladolid, con los dos próximos
compromisos en territorio carmesí. “El primer día ganamos más rebotes y
perdimos menos balones. En el segundo fue al revés. Esa es la diferencia entre
la victoria y la derrota”, ha explicado Paco García, que cumplirá mil partidos
como técnico.
Óscar Alvarado marcará el ritmo del duelo. Foto: Nuria Rioja vía Twitter CBC Valladolid. |
Las cuentas son
sencillas para mantener viva la llama de la promoción. Los de Paco García,
encomendados a su público, tienen en su mano cerrar la serie ante el poderoso
Melilla Baloncesto. Sorprendieron en el punto inaugural (76-78), aunque no
pudieron doblegar al Melilla una segunda vez (76-70). Con la eliminatoria
igualada después de lo visto en el Javier Imbroda, ha quedado claro, no
obstante, que las opciones del Carramimbre para superar la serie son muy
reales.
De esta manera, el
feudo carmesí tiene la llave de la eliminatoria. El conjunto de Paco García
deberá confirmarlo el jueves (21 horas) y el sábado (19 horas) ante un rival,
el Decano de la competición, que sigue siendo el favorito para estar en Bilbao
luchando por la segunda plaza de ascenso.
La semana pasada en
el Javier Imbroda, los pupilos de Paco García volvieron a demostrar
sobradamente lo que les ha llevado hasta aquí. No solo pueden competir contra
cualquiera sino que también pueden vencer a cualquiera. Dos realidades con un
mundo de diferencia.
La victoria en el
primer partido y la actuación del segundo, a pesar de la derrota, denotan que
el gen competitivo del Carramimbre CBCV está intacto y que hay piernas para un
par de machadas más. Ambas, eso sí, pueden ser más “sencillas” con el factor
Pisuerga de su lado.
La igualdad ha sido
la nota predominante en los dos primeros partidos en el Javier Imbroda de la
ciudad autónoma. Si en el primer encuentro los pupilos de Paco García
impusieron su juego veloz y rápido para golpear desde la larga distancia, con
una gran actuación del MVP Álex Reyes y un siempre inspirado Sergio de la
Fuente, no pudieron repetir éxito con el mismo sistema en el segundo envite. Cerca
estuvieron, pero los 34 tantos de valoración de Caleb Agada lo evitaron en
buena medida.
Alejandro Alcoba,
conocedor de que frenando a Álex Reyes y Sergio de la Fuente iban a llegar los
problemas en ataque para las ardillas, cumplieron a la perfección dicho
cometido. Y se cumplieron también las cábalas. A pesar de que emergieron los
puntos de Greg Gantt y Mike Torres, finalmente el Carramimbre no repitió
sorpresa ante un conjunto, el melillense, con mucho talento y potencia en la
pintura.
Los detalles
marcarán las diferencias en una eliminatoria que se está decidiendo por
márgenes muy cortos, lo cual erige al factor Pisuerga como vital para ser el
juez. Los melillenses, aún favoritos para imponerse en la serie, tendrán que
sobreponerse a un ambiente hostil y un conjunto que le está plantando cara
hasta el límite. Las ardillas por su parte, buscarán la machada con una menor
rotación en el banquillo y meterse en la Final Four sin necesidad de tener que
jugar un quinto partido en Melilla, con todo lo que ello conlleva.
“Nos hemos ganado
el derecho a soñar. Sueño con ganar el jueves, no hay más partido que ese,
aunque indudablemente ellos siguen siendo los favoritos”, ha precisado Paco
García en la previa de los dos próximos encuentros de la eliminatoria de los playoffs
ante el Melilla Baloncesto. Para sacarla adelante, eso sí, el Carramimbre CBCV
deberá pulir una serie de detalles porque los márgenes entre melillenses y
vallisoletanos están siendo muy cortos.
“El equipo no se
descompone nunca y esa es una gran virtud, siempre competimos. Estuvimos veinte
abajo y fuimos poco a poco, con objetivos cortos”, ha señalado el técnico
vallisoletano sobre el primer encuentro, aunque en el segundo las tornas
variaron.
“Ellos mejoraron
mucho sus números y nos cuesta frenarlos en la zona. En frío, hemos encajado lo
mismo los dos días, pero no hemos anotado tanto. Son diferencias muy cortas,
aunque aún tenemos margen de mejora”, ha subrayado Paco García. “El primer día
ganamos más rebotes y perdimos menos balones. En el segundo fue al revés. Esa
es la diferencia entre la victoria y la derrota”, ha explicado.
No obstante, en
esta ocasión, el ambiente hostil será para el Melilla, algo que ilusiona al
entrenador vallisoletano, quien alcanzará los mil partidos como primer
entrenador:
“Es muy emocionante
estar en la oficina y ver que la gente entra continuamente a por entradas. Va a
haber un muy buen ambiente, la gente rezuma ganas de vernos ganar. Si hay algo
que me fastidia, es pensar que la temporada se puede terminar. La vida tan sana
de este equipo es buenísima y me va a dar pena porque va a ser difícil reunir
otro grupo humano así, pero los chicos tienen ganas de alargar esto”.
Previa de www.cbcvalladolid.es