martes, 22 de diciembre de 2020

La NBA sale de la burbuja

Apenas dos meses y medio después de salvar la última temporada en el Disney World de Orlando, el balón vuelve a volar. Con muchas incertidumbres, con la pandemia del covid-19 en cifras máximas en Estados Unidos y con el reto de una histórica campaña de vacunación recién iniciada. Con un calendario reducido, con diez partidos menos en la fase regular, y desvelado parcialmente. Y, pese a todo, con unos ingresos menguantes, unos 4.000 millones de dólares en este nuevo curso, casi la mitad de las cifras previas al virus.

LeBron y Lakers tienen más trabajo / Otro Gasol para los Lakers

Butler y LeBron protagonizaron las últimas Finales
de la NBA. Foto: Jesse D. Garrabrant (www.nba.com)
La NBA no espera.

La temporada 2020/21 (en realidad casi exclusivamente 2021) arrancará este martes como regalo prenavideño.

La NBA sale de la burbuja y recupera una cierta ‘normalidad’.

Una temporada clave para defender a su producto y sentar las bases del futuro a medio plazo, para seguir creciendo y evitar una pérdida irreparable de ingresos.

No todo salió bien en Orlando.

Las audiencias de las Finales se desplomaron, con una media de 7,4 millones de espectadores por partido, con un pobre 4% de share. Siempre hablando de Estados Unidos. Mínimo histórico desde que se miden, desde 1983. Una caída del 49% con respecto a las Finales que coronaron a los Raptors ante los Warriors en 2019. En consonancia con las audiencias totales en los playoffs, con un descenso del 37%.

Cierto es que la caída ha sido generalizada en todo el deporte profesional estadounidense (el hockey-hielo, el béisbol, el tenis, el golf y también el fútbol americano), condicionado por la excepcionalidad de la pandemia.

Cierto es, también, que el bienestar de la NBA depende, en buena medida, de la bondad de los contratos de televisión. El vigente, suscrito en 2014 con ESPN y TNT con una extensión de nueve temporadas, por un valor de 24.000 millones de dólares (más de 2.600 millones anuales).

El negocio tiene asegurado el presente.

La Liga cuenta también con más de medio centenar de socios comerciales, con las novedades de New Balance, Louis Vuiton y Microsoft, con una aportación aproximada de 600 millones de dólares y con 2K (157 millones) y Nike (125) como principales benefactores.


Pero el futuro es incierto.

El Walt Disney World de Orlando es historia.

Dos meses y medio después del anillo de los Lakers, la NBA vuelve con una temporada clave en el desarrollo económico de la competición.

La burbuja de Disney fue un éxito en muchos aspectos, pero una experiencia única.

La NBA apostó fuerte y ganó.

Un éxito sanitario. Ningún positivo por covid-19 en más de cien días, con más de 100.000 PCR negativas.

La burbuja de Orlando fue un espacio libre del virus para un millar largo de personas, entre jugadores (de 22 equipos) y familiares cercanos, técnicos y directivos de las franquicias, pero también árbitros, personal de la NBA, periodistas y empleados del complejo Walt Disney World de Orlando.

Un éxito deportivo. La competición, con un total de 172 partidos, brilló con el decimoséptimo anillo de los Lakers, que han igualado a los Celtics en lo más alto del palmarés de la NBA. El primero de LeBron de oro y púrpura, el cuarto de su carrera. El primero también de la ‘Ceja’.

La burbuja contó también con el magnífico rendimiento de los Heat, con el liderazgo de Butler, el crecimiento de Adebayo y la eclosión del ‘rookie millennial’ Herro. Los Nuggets de Jokic y Murray se plantaron en la final de la Conferencia Oeste tras remontar dos series ante los Jazz y los Clippers con un casi definitivo 3-1. Los campeones Raptors entregaron el anillo con mucha dignidad tras caer en el séptimo partido de las semifinales de la Conferencia Este ante los Celtics. Los Thunder, la sorpresa de la temporada, apretaron hasta el final a los Rockets en la primera ronda. Y Doncic, tras un curso que anuncia grandes gestas en un futuro no muy lejano, debutó en los playoffs con los Mavericks con una notable imagen.

Kawhi se quedó en las semifinales de Conferencia.
Foto: www.nba.com
La competitividad fue máxima.

En la burbuja fracasaron los proyectos de Clippers y Bucks. Los dos grandes candidatos al anillo no pasaron de las semifinales de Conferencia. Los Clippers, en el Oeste, tras desperdiciar un 3-1 ante los Nuggets para concluir la era Doc Rivers tras siete años como ‘head coach’ en la franquicia ‘pobre’ de Los Ángeles. Los Bucks de Anteto, en el Este, triturados (4-1) por los Heat pese a contar con la mejor marca (56-17) y el MVP (‘The Greek Freak’) de la Liga en la temporada regular. Las semifinales también fueron el tope de los Rockets de Harden y Westbrook, sin respuesta ante los Lakers (4-1), para cerrar un ciclo con D’Antoni y la transgresora revolución del super ‘small-ball’. Peor le fue incluso a los Sixers de Embiid y el lesionado Simmons, vapuleados por los Celtics (4-0) en la primera ronda para mandar al desguace ‘the process’ con Brett Brown.

La burbuja fue también un éxito social.

La NBA se convirtió en un poderoso altavoz del movimiento ‘Black Lives Matter’, impulsado tras el asesinato del afroamericano George Floyd en Minneapolis a manos de cuatro policías. Un nuevo caso de violencia policial contra una indefensa víctima negra. Los gritos de Floyd suplicando por su vida (I can’t breathe), casi sin aliento con la rodilla de uno de los policías presionando sobre su cuello, no pasaron desapercibidos para gran parte de la sociedad estadounidense y, por supuesto, para la NBA, con una importantísima comunidad afroamericana.

El compromiso social estuvo constantemente presente en Orlando, desde la interpretación del himno, con casi todos los jugadores arrodillados, hasta los mensajes en la pista, con el lema ‘Black Lives Matter’ presidiendo cada encuentro, y en las camisetas: ‘Enough’, ‘Freedom’, ‘Liberation’, ‘Equality’, ‘Peace’, ‘Justice’, ‘Vote’, ‘Say Their Names’, ‘I Can’t Breathe’, ‘How Many More’…

La burbuja se tambaleó incluso con un boicot de tres días, con los playoffs en marcha, impulsado por los Bucks tras un nuevo caso de racismo policial en Wisconsin con otro afroamericano, Jacob Blake, que recibió siete disparos por la espalda.

“Algunas cosas son más importantes que el baloncesto. Estamos hartos. Suficiente es suficiente. El cambio debe ocurrir”, justificó el propietario de los Bucks, Alex Lasry.

El compromiso social de la NBA también contó con otro objetivo: las elecciones presidenciales de Estados Unidos.

‘Vote’.

Boston eliminó a los últimos campeones, Toronto,
en la burbuja. Foto: Nathaniel S. Butler (NBA Getty Images)
La NBA promovió la inscripción para votar en unas elecciones que han desalojado a Trump de la Casa Blanca. Objetivo cumplido.

Y la burbuja ha sido, por último, un éxito económico.

La NBA quiso acabar la temporada, con dos semanas para cerrar la fase regular, con el innovador y exitoso ‘play-in’ entre Portland y Memphis para decidir al último participante en los playoffs, y con dos intensos meses para luchar por el anillo.

Invirtió 190 millones de dólares en la burbuja, según ESPN.

Un esfuerzo con recompensa.

La NBA salvó 1.500 millones de ingresos que habría perdido si la temporada se hubiera cancelado.

Un flotador en medio de la pandemia.

Y es que la NBA perdió muchísimo dinero en la pasada temporada: hasta 8.300 millones, según también ESPN.

Solo en entradas se esfumaron unos 800 millones, más 400 millones en sponsors y merchandising.

Doncic, doctorado en los playoffs.
Foto: Kevin C. Cox (Getty Images) (www.nba.com)
Pero la NBA no puede vivir eternamente en una burbuja.

El negocio colapsaría.

Por eso vuelve el baloncesto.

La temporada 2020/21 arrancará ya con unas pérdidas estimadas de unos 4.000 millones.

Un golpe duro, pero menor que en la pasada temporada.

De momento, la NBA ha mantenido el tope salarial en 109 millones y el impuesto de lujo en 132 millones. Un balón de oxígeno.

Pero el regreso a las pistas se enfrenta a muchos retos, con la pandemia del covid-19 en cifras máximas en Estados Unidos, con más de tres mil fallecidos diarios en los últimos días, y con el reto de una histórica campaña de vacunación recién iniciada.

Con un calendario reducido, con diez partidos menos en la fase regular, y desvelado parcialmente, a la espera de la evolución de los primeros encuentros y del coronavirus.

La segunda parte del calendario se conocerá antes de mediados de marzo, con otro problema en el horizonte: los Juegos de Tokio.

Las dos estrellas de Denver, el canadiense Murray y el serbio
Jokic, todavía no están clasificados para Tokio 2020.
Foto: Andrew D. Bernstein (NBAE Getty Images) (www.nba.com)
Las Finales de la NBA están fijadas, inicialmente, entre el 8 y 22 de julio. Solo un día después se encenderá la antorcha olímpica en la capital japonesa. Y eso sin contar los torneos preolímpicos, con Grecia (Antetokounmpo), Canadá (Murray), Serbia (Jokic), Croacia (Bogdanovic), Lituania (Sabonis), Italia (Gallinari) y Alemania (Schröder) como participantes, entre otros, y las preparaciones olímpicas de Estados Unidos, España, Francia, Australia...

La NBA volverá sin público, con la consiguiente pérdida de ingresos.

El comisionado Adam Silver precisó en plena primera ola del covid-19 que el 40% de la facturación de las franquicias procede de la actividad de los pabellones. No son solo las entradas.

De momento, los Orlando Magic son los más ambiciosos. Planean meter en el Anway Center a cuatro mil espectadores, casi una quinta parte del aforo. Otros, como los Lakers, han anunciado que jugarán sin público durante todo el curso. Los Raptors, por las restricciones en Canadá por el covid-19, fijarán su sede en Tampa.

El contexto covid es difícil. Y el contexto poscovid, imprevisible y amenazante.

Pero el balón vuelve a volar.

La NBA sale de la burbuja dispuesta, una vez más, a reinventarse.