El
conjunto de Paco García accede a la final del playoff de ascenso, ante el
Zornotza, tras derrotar, en el quinto encuentro de la serie, al Aceitunas
Fragata Morón. Exhibición ofensiva tras el descanso. El encuentro se rompió con
cuatro triples consecutivos de Wade-Chatman (dos), Miguel González y Sergio de
la Fuente en el tercer cuarto.
El Comercial Ulsa
CBC Valladolid está en la final de los playoffs de ascenso a la LEB Oro tras
vencer (95-74) al Aceitunas Fragata Morón en el quinto y decisivo partido de la
serie. Las ardillas firmaron una segunda mitad brillante merced, en buena
medida, al papel que jugaron los más de 3.000 aficionados que hicieron de
Pisuerga el sexto jugador que necesitaba Paco García. Sergio de la Fuente, con
35 de valoración, fue el mejor de los vallisoletanos, que se medirán al
Zornotza para pugnar por un puesto en la Liga inmediatamente superior a la LEB
Plata.
No le faltaban
alicientes a la cita y Valladolid respondió a la llamada del Comercial Ulsa.
Pisuerga presentaba un ambiente espléndido, con cerca de 3.000 gargantas
alentando a las ardillas, dispuestas a dejarse todo sobre el parqué. Así, con
más corazón que cabeza, los hombres de Paco García lanzaron tres triples en las
tres primeras ocasiones. Agua. No entró ninguno, la ansiedad era patente y las
ardillas estaban extra motivadas. Hasta que aparecieron Sergio de la Fuente y
Boubacar Sidibe para imponer orden y dominar la pintura, una vez más.
Los vallisoletanos
comenzaron a jugar más agresivos de cara al aro y dejaron de abusar de los
tiros de larga distancia. Y la fórmula resultó más exitosa, aunque los fallos
atrás a la hora de subir el balón terminaron en pérdidas que los de Rafa Rufián
no dudaron en castigar. Los errores propios jugaron una mala pasada a los
vallisoletanos, como suele admitir Paco García. Los sevillanos, sin embargo,
entraron en bonus a falta de tres minutos de cuarto y las ardillas comenzaron a
conseguir las primeras rentas (18-13). Pero apareció Tyler Gaffaney, en el
último tramo del periodo, como mejor sabe: anotando de tres para igualar la
contienda y cerrar los primeros diez minutos (26-26).
Solamente el
desacierto del conjunto carmesí a la hora de mover la pelota impedía que la
renta fuera mayor a favor de los hombres de Paco García, pero el ritmo anotador
estaba siendo demasiado alto para los intereses de los vallisoletanos. Tocaba
ponerse manos a la obra y apretar en defensa. Pero llegaron los primeros
problemas de cara al aro. El CB Morón cerró filas y el acierto desde la larga
distancia se redujo drásticamente para los vallisoletanos. Los sevillanos
firmaron un parcial de 1-7 merced a la intensa presión a toda cancha que plantó
Rafa Rufián sobre la pista de Pisuerga.
Las ardillas, sin
embargo, no se achantaron y siguieron con el plan: buscar la canasta a base de
penetraciones y músculo con Sergio de la Fuente y Boubacar Sidibe, imperiales
una vez más, luchando contra Mansour Kasse y Ola Keshinro en la pintura. Y, a
base de pelea y empuje, a pesar de los problemas en la circulación, los
moroneses entraron en bonus a falta de cinco minutos para el descanso.
Pero Rafa Rufián
tenía su propio plan y hombres capaces de ejecutarlo. Si los locales debían
imponerse en la pintura, las opciones de los visitantes pasaban, en gran
medida, por su acierto desde el perímetro. Así, Tyler Gaffaney y los hermanos
Marín se echaron al Aceitunas Fragata Morón a la espalda para conseguir una
ventaja de ocho puntos (35-43) y mantenerla, parcialmente, hasta que finalizó
el segundo periodo (43-49). Sergio de la Fuente, una noche más, lideraba a las
ardillas, con 22 de valoración, pero las ocho pérdidas del CBC Valladolid,
castigadas con canastas fáciles por parte del CB Morón, permitieron a los
andaluces marcharse a los vestuarios con ventaja.
Y la reacción se gestó en esos quince minutos de pausa y de aislamiento en el seno del polideportivo Pisuerga, que minutos antes había iniciado la remontada despidiendo al equipo con vítores y a los árbitros con una sonora pitada. Durante el descanso, Celia García Paunero, hija del actual entrenador del conjunto vallisoletano, Paco García, recibió un homenaje por su exitosa etapa universitaria en la NCAA D1 estadounidense, que cerró hace escasos días tras graduarse. Una vez finalizó el reconocimiento a Celia García, los pupilos de su padre hicieron volar a la grada con un baloncesto de muchos quilates. Y viceversa, porque fue recíproco. El público fue el sexto jugador en un partido de vital importancia que recordó a las noches mágicas que se han vivido en el mismo escenario años atrás, bajo el escudo del Fórum, y que ahora abandera un renacido Ciudad de Valladolid que está escribiendo su propia historia.
Y la reacción se gestó en esos quince minutos de pausa y de aislamiento en el seno del polideportivo Pisuerga, que minutos antes había iniciado la remontada despidiendo al equipo con vítores y a los árbitros con una sonora pitada. Durante el descanso, Celia García Paunero, hija del actual entrenador del conjunto vallisoletano, Paco García, recibió un homenaje por su exitosa etapa universitaria en la NCAA D1 estadounidense, que cerró hace escasos días tras graduarse. Una vez finalizó el reconocimiento a Celia García, los pupilos de su padre hicieron volar a la grada con un baloncesto de muchos quilates. Y viceversa, porque fue recíproco. El público fue el sexto jugador en un partido de vital importancia que recordó a las noches mágicas que se han vivido en el mismo escenario años atrás, bajo el escudo del Fórum, y que ahora abandera un renacido Ciudad de Valladolid que está escribiendo su propia historia.
Las ardillas de Paco García celebran el pase a la final. Foto: www.lebplata.es |
Tras la pausa
solicitada por Rafa Rufián Wade-Chatman comenzó su recital particular anotando
dos triples consecutivos para delirio de la grada, que ya llevaba un rato ‘jugando’
y decidiendo el encuentro. Miguel González, que también firmó una gran
actuación en ambos tableros, con una excelente defensa sobre los exteriores del
CB Morón y con el desparpajo y la agresividad que le caracterizan, se sumó a la
fiesta y aportó otro triple en la siguiente posesión. Y Sergio de la Fuente fue
el siguiente. Cuatro posesiones, cuatro lanzamientos anotados desde la larga
distancia para un Comercial Ulsa que terminó el choque con un 11/20 en tiros de
tres.
Y cuando los de
Paco García no anotaban desde más allá del 6,75, lo hacían desde la zona, pero
consiguiendo canasta y personal. Durante unos minutos, solo valía ir de tres en
tres, a pasos agigantados hacia la final. Así, el tercer cuarto finalizó 25-11
después de una auténtica exhibición baloncestística en ambos lados de la cancha
que permitía al Comercial Ulsa encarar los últimos diez minutos con ocho puntos
de ventaja (68-60) y una anotación exageradamente alta que, sobre el papel,
debería haber beneficiado a los de Rafa Rufián. Pero no en esta noche mágica.
Otra buena acción
de Wade-Chatman, que terminó con 18 puntos y 21 de valoración, puso la máxima
diferencia a favor de las ardillas (73-60) y supuso un mazazo para los moroneses,
que se miraban los unos a los otros en el banquillo buscando respuestas a lo
que estaba pasando, tratando de responder al ambiente deportivamente hostil que
se había generado en un pabellón con bagaje en ligas superiores y que sabe cómo
alentar en las grandes noches. Paco García, un estratega de una categoría
extraordinaria, sin embargo, no se fiaba y quiso enfriar el encuentro dando
entrada a Pablo Esteban.
Dicho y hecho. El
universitario frenó el ritmo del partido, pero no el acierto anotador ni el
trance que atravesaba el equipo. Todo seguía fluyendo igual, pero a una
velocidad distinta, más lenta, esperando a que el crono muriera y certificase
lo que ya sabían las más de 3.000 personas que estaban llevando en volandas a
los vallisoletanos hacia la final del ascenso a la LEB Oro: que el CBC iba a
ganar ese partido. Y así fue.
Entre olas de la
grada y vítores, solo una falta antideportiva de José Alberto Jiménez sobre
Daniel Astilleros, fruto de la impotencia, empañó el buen papel que realizó el CB
Morón en una serie de poder a poder y que Pisuerga decidió (95-74) como sexto
hombre, en una auténtica fiesta anotadora en la que también participaron
Eduardo Castaño y Alberto García, que recibieron sendas ovaciones de su gente.
Minutos más tarde, se conoció el segundo finalista: Zornotza, que dio la
campanada en suelo andaluz tras imponerse al Covirán Granada, principal
favorito en la promoción.
Ficha técnica:
Comercial Ulsa CB Ciudad de Valladolid 95 (26+17+25+27): Wade-Chatman (18), González (18),
Graham-Bell (14), De la Fuente (25) y Sidibe (13) –cinco inicial– Astilleros
(5), Esteban (2), García (-) y Castaño (-).
Aceitunas Fragata Morón 74 (26+23+11+14): Javier Marín (13), Jiménez (2),
Cizmic (4), Chagoyen (-) y Keshinro (9) –cinco inicial– Alejandro Marín (13),
Gaffaney (11), Kasse (14), Gutiérrez (5) y Rodríguez (3).
Árbitros: Zafra
Guerra y Mendoza Holgado. Eliminados, por faltas personales, Alejandro Marín,
del Aceitunas Fragata Morón, y Dani Astilleros, del Comercial Ulsa CB Ciudad de
Valladolid.
Incidencias: Quinto encuentro de las semifinales de los playoffs
de ascenso de la Liga LEB Plata. Pabellón Pisuerga.
Crónica de www.cbcvalladolid.es