El genio suizo alcanza su duodécima participación, todas ellas
consecutivas, en el torneo que cierra la temporada y que reúne a las ocho
mejores raquetas de la ATP.
Rafa Nadal y Novak Djokovic se juegan el número 1 en el Masters.
Rafa Nadal, a un paso de rubricar un titánico a histórico regreso.
Marcel Granollers y Marc López defienden su título de maestros.
Rafa Nadal y Novak Djokovic se juegan el número 1 en el Masters.
Rafa Nadal, a un paso de rubricar un titánico a histórico regreso.
Marcel Granollers y Marc López defienden su título de maestros.
Roger Federer, preocupado en el último torneo de Wimbledon. |
“Estoy seguro de que Federer no está acabado. Luchará para estar bien en
2014 y volverá a jugar un gran tenis. No tengo ninguna duda de que jugará mejor
de lo que lo ha hecho este año”. Lo dice el actual número uno de la ATP y rival
histórico del suizo: Rafa Nadal. ¿Quiénes somos nosotros para contradecirlo?
Roger Federer (Basilea, 1981) disputará desde este martes en el O2 Arena
de Londres el duodécimo Masters de su carrera. Iguala a Ivan Lendl y se queda a
solo una participación del máximo histórico, trece, de Andre Agassi. No falla
desde que se estrenó en 2002. Ni siquiera en horas bajas, en el peor momento
desde que se instalara en la élite del tenis mundial, Federer ha quedado fuera
del torneo de maestros, que ha conquistado en seis ocasiones, record absoluto
del Masters.
El suizo llega a Londres como sexto clasificado gracias a la ausencia por lesión del escocés Andy Murray. Es su peor puesto en sus doce participaciones en un Masters junto con su estreno en Shanghai en la edición de 2002. Roger Federer solo ha ganado un título, en la hierba de Halle, y ha sido finalista en el Masters 1000 Roma y en el torneo de su ciudad: Basilea en este año 2013.
Su temporada es decepcionante: 43 victorias y 15 derrotas, dos de ellas ante tenistas ubicados por encima del puesto 100 de la ATP, el argentino Federico Delbonis (114) en Hamburgo y el ucraniano Sergiy Stakhovski (116) en segunda ronda en su templo del All England Club de Wimbledon. En diez partidos contra top-ten, Federer solo ha ganado a Tsonga en Australia y a Del Potro en París-Bercy.
Los números son malos. Las sensaciones también. Federer, que en 2012 recuperó el número uno, ganó su decimoséptimo Grand Slam con su triunfo en Wimbledon y conquistó la plata olímpica en los Juegos de Londres, ha sufrido en la pista lastrado por problemas físicos en la espalda, una evidente menor movilidad y cierta apatía. Al suizo le han abandonado, al mismo tiempo, el físico y la motivación.
Su sublime tenis se ha desplegado a cuentagotas. Acostumbrado a dominar los partidos, ha sido incapaz de apelar a la épica para imponerse en la pista. Ese no es su tenis. La raqueta de Federer no está hecha para la guerra, es la herramienta de un artista que ha perdido frescura en las piernas. El suizo ha llegado incluso a probar con raquetas más grandes para compensar su menor físico a la hora de impactar la pelota. Fue un fracaso.
En el pasado mes de octubre, Federer, que se resiste a la retirada, buscó una revolución con un inesperado cambio: prescindió de su técnico ,Paul Annacone, tras tres años y medio de colaboración, con el que había recuperado la motivación y regresado a la cima del tenis mundial. La fórmula Annacone ya no funcionaba. Federer competirá en el Londres sin entrenador.
De todos modos, el suizo, incluso en horas bajas, competirá en el Masters. Sigue entre los ocho mejores del mundo. Y, además, ha mejorado su estado de forma. Sus dos últimos torneos son esperanzadores. Federer jugó la final de Basilea contra Del Potro. En la pasada semana, en París-Bercy, derrotó al argentino en cuartos y cayó en semifinales ante Djokovic tras robarle el primer set.
¿Acabado? Ni el peor Federer en años ha bajado del top-ten. En el Masters, un torneo que se lo conoce al dedillo, se beneficiará de una pista indoor que favorece su tenis ofensivo y de partidos a tres sets. No será, seguro, un rival cómodo para Djokovic, Del Potro y Gasquet, con los que ha quedado encuadrado. Que tengan cuidado, Roger Federer no está acabado.
El suizo llega a Londres como sexto clasificado gracias a la ausencia por lesión del escocés Andy Murray. Es su peor puesto en sus doce participaciones en un Masters junto con su estreno en Shanghai en la edición de 2002. Roger Federer solo ha ganado un título, en la hierba de Halle, y ha sido finalista en el Masters 1000 Roma y en el torneo de su ciudad: Basilea en este año 2013.
Su temporada es decepcionante: 43 victorias y 15 derrotas, dos de ellas ante tenistas ubicados por encima del puesto 100 de la ATP, el argentino Federico Delbonis (114) en Hamburgo y el ucraniano Sergiy Stakhovski (116) en segunda ronda en su templo del All England Club de Wimbledon. En diez partidos contra top-ten, Federer solo ha ganado a Tsonga en Australia y a Del Potro en París-Bercy.
Los números son malos. Las sensaciones también. Federer, que en 2012 recuperó el número uno, ganó su decimoséptimo Grand Slam con su triunfo en Wimbledon y conquistó la plata olímpica en los Juegos de Londres, ha sufrido en la pista lastrado por problemas físicos en la espalda, una evidente menor movilidad y cierta apatía. Al suizo le han abandonado, al mismo tiempo, el físico y la motivación.
Su sublime tenis se ha desplegado a cuentagotas. Acostumbrado a dominar los partidos, ha sido incapaz de apelar a la épica para imponerse en la pista. Ese no es su tenis. La raqueta de Federer no está hecha para la guerra, es la herramienta de un artista que ha perdido frescura en las piernas. El suizo ha llegado incluso a probar con raquetas más grandes para compensar su menor físico a la hora de impactar la pelota. Fue un fracaso.
En el pasado mes de octubre, Federer, que se resiste a la retirada, buscó una revolución con un inesperado cambio: prescindió de su técnico ,Paul Annacone, tras tres años y medio de colaboración, con el que había recuperado la motivación y regresado a la cima del tenis mundial. La fórmula Annacone ya no funcionaba. Federer competirá en el Londres sin entrenador.
De todos modos, el suizo, incluso en horas bajas, competirá en el Masters. Sigue entre los ocho mejores del mundo. Y, además, ha mejorado su estado de forma. Sus dos últimos torneos son esperanzadores. Federer jugó la final de Basilea contra Del Potro. En la pasada semana, en París-Bercy, derrotó al argentino en cuartos y cayó en semifinales ante Djokovic tras robarle el primer set.
¿Acabado? Ni el peor Federer en años ha bajado del top-ten. En el Masters, un torneo que se lo conoce al dedillo, se beneficiará de una pista indoor que favorece su tenis ofensivo y de partidos a tres sets. No será, seguro, un rival cómodo para Djokovic, Del Potro y Gasquet, con los que ha quedado encuadrado. Que tengan cuidado, Roger Federer no está acabado.